MIAMI, Estados Unidos.- La activista cubana Saily González Velázquez denunció este jueves en su red social de Twitter que fue víctima de un acto de repudio en las inmediaciones de su vivienda, para el cual el régimen utilizó incluso estudiantes de la enseñanza media.
“En estos momentos se desarrolla un acto de repudio en las inmediaciones del domicilio de la activista @SailydeAmarillo… el régimen responde de forma arcaica y obsoleta… muestra misma de su sistema fallido”, escribió en la misma red social el usuario Mag Jorge Castro, quien en una posterior publicación celebró la actitud de la activista villaclareña.
“Saily no se inmuta, no responde a las provocaciones… se sienta frente a su casa a observar el decadente espectáculo que han montado los que necesitan gritar porque ya nadie los escucha… grande @SailydeAmarillo #TodosSomosArchipielago”.
La emprendedora cubana lamentó la utilización de estudiantes en el acto de repudio, al que los jóvenes se refirieron como “Trabajo Comunitario”.
“Lo peor es que tuvieron que movilizar estudiantes para hacer bulto… Mientras, mis vecinos se mantenían en la distancia burlándose de ellos, algunos poniendo música propia para dejar de escuchar la gastada ‘Hora de gritar Revolución’ #TodosSomosArchipielago #15N”, escribió González Velázquez.
Este jueves se conoció que la activista decidió cerrar su restaurante en la ciudad de Santa Clara, ante el hostigamiento de las autoridades del régimen a “los que sueñan y actúan por la democracia y la libertad”.
En un video publicado en el perfil de Facebook del restaurante, González Velázquez consideró que “no existen derechos en Cuba para los que quieren un cambio, para los que sueñan y actúan por la democracia y la libertad. El hostigamiento a quienes lo hacen y a quienes rodean a estas personas es una práctica común por parte de la policía política que, por responsabilidad, deseamos evitarle a nuestros trabajadores”.
“Amarillo nació, creció y hoy ‘descansa’ bajo los dictámenes de un sistema que no es capaz de permitir que las empresas no incurran constantemente en ilegalidades para su funcionamiento (le conviene que así sea para poder penalizar por cualquier motivo a aquellos empresarios que lo desafían). No permitiremos que un sistema legal injusto manche nuestras ganas de hacer”, agregó.
González Velázquez dejó claro que su restaurante “no cierra porque Saily decidió de pronto hacer activismo por la democracia y el respeto a los derechos en Cuba, sino porque en dictadura ser activista por estas razones, es un crimen. Nos veremos otra vez, en una Cuba con derechos”.
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