LA HABANA, Cuba.- Desde finales de noviembre de 2013, con la entrega de los premios al concurso Papel Periódico, agentes del Departamento de Enfrentamiento a la Prensa Independiente, una dependencia de la Seguridad del Estado cubana (DSE), se han dado a la tarea de citar reiteradamente a miembros de la Asociación Pro Libertad de Prensa (APLP), sus familiares y amigos, con el objetivo de “entrevistarlos”.
El gremio, que reúne un centenar de comunicadores independientes de toda la Isla, está en la mira de las autoridades cubanas desde que decidió reorganizarse a finales de 2012. Impedir celebrar su 8vo Aniversario, la primera Asamblea de Afiliados o deslegitimar su deseo de legalizarse en el Registro de Asociaciones del Ministerio de Justicia, son apenas algunas de las medidas tomadas contra la APLP.
Métodos de coacción mediante entrevistas, visitas a domicilio, retenciones arbitrarias de equipos, arrestos de corta duración, difamaciones e intentos de reclutamiento, figuran en el haber de la policía política.
El pasado 6 de mayo, Juan Carlos Linares Balmaseda, relacionista público de la APLP, compareció ante los agentes Luisito y Yoel en la estación de policía de Aguilera, en la barriada de Luyanó, en el municipio capitalino 10 de octubre.
“Es una estrategia para tratar de dividirnos, sembrando dudas y desconfianza entre nosotros”, comenta Linares al respecto. Linares regresó de Perú el día 30 de mayo junto a Carlos Ríos Otero, también miembro del ejecutivo de APLP. Agentes de la aduana del aeropuerto José Martí intentaron retenerles sus laptops y teléfonos celulares, pero éstos se negaron a salir del aeropuerto hasta tanto no se le devolvieran las pertenencias.
Por otra parte, Odelín Alfonso Torna, web-máster de la página digital cubaprensalibre.org, fue citado el 14 de mayo. La cita fue en la estación de policía Capri, en el municipio Arroyo Naranjo. Alfonso fue entrevistado por los agentes Luisito y Ronald.
“Se trata de desarticular a la APLP, esto se debe al trabajo y alcance como proyecto que ha tenido el gremio de periodista después de un año y medio de resurgir. Pienso que cuando un proyecto como el nuestro gana en seriedad y prestigio, se vuelve un blanco para la Seguridad del Estado”, comenta Odelín.
“Esto no es nada nuevo e implica, como sabemos, campañas de descrédito, acoso, intimidación y persuasión a través de nuestros familiares y amigos, enfatizó Alfonso, a quien el 10 de mayo, a su regreso de Suecia, agentes de la aduana retuvieron por más de quince días en la terminal tres del aeropuerto habanero José Martí sus artículos personales, entre ellos una laptop, teléfonos celulares y libros de periodismo.
El lunes 28 de abril, Hanoy Alfonso, de 39 años, relojero por cuenta propia y hermano de Odelín, también fue citado para que se presentara en la estación de la policía de Managua, perteneciente al municipio Arroyo Naranjo. Una vez allí fue entrevistado por el agente Luisito.
“El objetivo era persuadirme para que yo tratara de sacar a mi hermano de su trabajo. Además, el agente me dijo que me podían proveer de medios para que los usara cuando él tuviese un encuentro señalado; por ejemplo, si el encuentro es para un día determinado, pues me daban una casa en la playa el día antes para que me lo llevara conmigo”. Comenta Hanoy.
Según Hanoy, el agente trató de intimidarlo para lograr su colaboración.
“Me dijo que me podían mandar personas con relojes de procedencia dudosa para implicarme en un delito”, concluyó.
Al igual que Alfonso y Linares, José Antonio Fornaris, presidente de la APLP, ha sido citado por la policía política en reiteradas ocasiones. El 26 de abril, día que fue bloqueada la primera Asamblea de Afiliados de la APLP, Antonio permaneció por más de cinco horas en un calabozo.
A las “entrevistas” no escaparon los amigos de José Antonio, así como su hijo.
El 11 de mayo, Adolfo Antonio Fornaris, de 40 años, fue citado a entrevista en la estación de la policía de Alta Habana por el agente Luisito.
“El objetivo era reclutarme, me dijeron que ellos pagaban 600 pesos Moneda Nacional, el equivalente a 25 dólares mensuales, por ser agente”, dijo Adolfo Fornaris, quien agregó que los agentes le dijeron que si él era uno de ellos podía cuidar más a su papá.
También fue visitado por los mismos agentes el doctor Waldo Ortega, especialista en pediatría del policlínico de Managua, en el municipio Arroyo Naranjo.
“Me dijeron que yo le estaba facilitando datos a Fornaris sobre sucesos de Salud Pública, cosa que no es cierta. Me enseñaron una noticia que hizo Fornaris, publicada por cubanet.org, sobre un apagón de 6 horas en un hospital de la capital… Me molesta que me achaquen cosas que no son ciertas”. Comentó Waldo, amigo y vecino de Fornaris.
El trabajador por cuenta propia Oscar Padilla Rodríguez, también amigo de Fornaris, comentó que lo citaron el 28 de abril para que compareciera a entrevista en la estación de policía de Managua.
“Querían que yo persuadiera a Fornaris de una manera pasiva para que se quite de esto (del periodismo). Me dijeron que me facilitarían un carro y una casa en la playa para que me llevara a Fornaris y así alejarlo de su trabajo”, comentó Padilla.
Según el abogado Wilfredo Vallín, de la Asociación Jurídica de Cuba (AJC), “la Ley de procedimiento penal establece una serie de requisitos para la citación, donde incluye el nombre del oficial citador”.
“Ellos ponen un nombre que no los identifica para nada. Además para conversar o entrevistarte no deben citarte para ninguna estación, eso lo puedes hacer hasta en tu casa, por así decirlo”, agregó.
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