MIAMI, Estados Unidos.- Los “balseros del faro” que están en la Base Naval de Guantánamo desde hace seis meses afirman sentirse presionados por las autoridades de la instalación para que regresen a Cuba y agobiados por la falta de trabajo, informa 14ymedio.
“Queremos trabajar, somos refugiados, no prisioneros”, dijo uno de los migrantes del grupo, que se halla a la espera de que un tercer país decida recibirlos. El mismo cubano explica que agradecen mucho la ayuda que les han brindado, “pero no entendemos por qué no se nos permite hablar con los abogados ni trabajar”.
“Tenemos prohibido hablar con la prensa sobre nuestra situación”, dijo además el balsero, quien pidió mantenerse en el anonimato por temor a represalias por parte de las autoridades de la base estadounidense.
Los “balseros del faro” son conocidos por ese apelativo debido a que el grupo de migrantes irregulares se refugió el pasado mayo en el faro American Shoal, a siete millas de Sugarloaf Key, al sur de la Florida, tras haber partido de Cuba en una precaria embarcación.
Subidos a la estructura, fueron rodeados por los guardacostas estadounidenses y tras horas de negociación aceptaron bajar, para ser trasladados posteriormente a un buque nodriza de la Guardia Costera.
A partir de ahí tuvo lugar una batalla legal para decidir si los cubanos eran devueltos o no a la isla, atendiendo a la política de “pies secos, pies mojados” si el faro era considerado parte del territorio estadounidense.
Aunque esto último no resultó, un mensaje lanzado al mar en una botella por los cubanos en el buque de la Guardia Costera, que fue luego encontrado y divulgado por la prensa, y sirvió para justificar los temores del grupo de ser devueltos a Cuba. Semanas después fueron trasladados a la Base Naval de Guantánamo.
Del grupo original, dos regresaron a Cuba por voluntad propia, mientras que se descubrió que un tercero había sido miembro del Ministerio del Interior y fue por lo tanto forzado volver a su país.
Actualmente, de los 17 balseros que están en la base hay unos 10 desempleados, según testimonio de otro de ellos. “Algunos de los nuestros trabajan en empleos manuales y les pagan 4,97 dólares la hora”, explicaron.
Los cubanos tienen derecho a llamar a su familia una vez por semana, “pero nadie nos dice cuánto tiempo más tendremos que estar aquí”.
Este mismo migrante cuenta que Denis Mojica, “el número dos de la base”, ha dicho en dos ocasiones a los cubanos que si no aceptan las condiciones de la base “tienen la pueta abierta para regresar a Cuba”.
Un portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. explicó a 14ymedio que “todos los migrantes protegidos que residen en la Base Naval de Guantánamo (NSGB) están allí voluntariamente. Son libres de regresar a sus países de origen en cualquier momento, pero Estados Unidos no los presionan para que lo hagan”.
Ramón Saúl Sánchez, activista cubano en EE.UU., señala por su parte que la decisión de no considerar el faro American Shoal parte del territorio se encuentra en proceso de apelación. Sánchez se encargó en mayo de luchar porque el grupo de cubanos fuera aceptado en el país norteño.