MIAMI, Estados Unidos. – La anciana María Santiesteban Portuondo, cuya historia de vida y actual situación se han viralizado en redes sociales, agradeció a CubaNet por difundir su caso y al humorista y activista Limay Blanco por la ayuda recibida la víspera para reparar su casa.
Este martes, Blanco donó 277.250 pesos cubanos (unos 1.087 dólares) a la anciana de 76 años. “Se le acaba de transferir a la abuelita María la suma de 277.250 MN para la reparación de su casa (…). Les recuerdo que María no quería una casa, ella quiere reparar la suya, por eso se le entregó lo recaudado compartido en MN y se le transfirió para su tarjeta”, escribió el humorista en su cuenta de Instagram.
Por su parte, Santiesteban Portuondo confirmó su agradecimiento en un mensaje de audio enviado a CubaNet: “Quiero agradecer de manera muy especial a Limay Blanco porque finalmente se ha efectuado la transferencia del monto que se había recaudado con vistas a la reparación de mi casa”.
La anciana también recalcó: “Fue la humanidad y no precisamente ninguna institución de mi país la que ha contribuido para que yo adquiera las verdaderas condiciones elementales que debe tener una persona para vivir”.
Asimismo, agradeció a la “maravillosa comunidad internacional que ha estado al tanto de todo lo que acontece” para ayudarle a “alcanzar una vida digna”.
“En estos momentos sinceramente la emoción y la alegría me embargan, pues es un sueño que realmente yo por fe esperaba en Dios, pero en el componente humano siempre quedé a la expectativa. Estoy plenamente satisfecha y feliz”, aseguró.
El caso de la anciana de 76 años se hizo público a fines de mayo, cuando ella decidió compartir su historia a través de una transmisión en vivo en Facebook.
En el testimonio, la mujer detalló la censura y el hostigamiento de las instituciones del Estado cubano durante sus años de juventud, cuando fue expulsada de sus estudios de Medicina debido a lo que describieron como una “actitud apática”.
En la década del 60, Santiesteban Portuondo fue víctima de una “asamblea de depuración” que determinó que su ideología no era afín con los preceptos de la Revolución castrista, lo cual derivó en su marginación del sistema educativo de la Isla y la anulación de sus años en la academia médica.
En medio del ostracismo al que fue relegada por los desmanes del régimen en Cuba, la anciana vivió en una casa sencilla que sufrió un derrumbe parcial del techo en septiembre de 1984. Desde entonces el deterioro constructivo del inmueble ha ido acumulándose.
“Yo soy un fruto perfecto de la Revolución que lleva los cinco puntos del Apocalipsis: hambre, miseria, destrucción, calamidad y muerte”, declaró Santiesteban Portuondo en una entrevista ofrecida a CubaNet.