LA HABANA, Cuba, 3 de septiembre de 2013, Frank Correa/ www.cubanet.org.- Aunque en múltiples ocasiones dirigentes del gobierno y analistas han asegurado que las aperturas económicos (Actualización del modelo socialista) llegaron para quedarse, una reciente embestida contra los trabajadores por cuenta propia obliga a que muchos comiencen a dejar sus negocios e incluso entreguen sus licencias.
Además de paladares y puesto de ventas de alimentos, el gremio de “boteros”, (taxistas particulares que manejan viejos autos americanos de los años cincuenta llamados popularmente “almendrones”), recibieron recientemente notificaciones de la ONAT (Oficina Nacional de la Administración Tributaria), con multas que oscilan desde 12mil hasta 50mil pesos, por supuestamente no declarar sus ingresos al fisco.
Alfredo Ramos del Pozo, vecino de Jaimanitas integrante de una familia de boteros, confiesa que esta nueva medida persigue como único fin ahogarlos y que retiren sus automóviles de la circulación, para dar paso a los nuevos taxibus que han comenzado a operar en diferentes rutas de La Habana y se prevé amplíe a todo el país.
Con la notificación de la multa en la mano, Alfredo del Pozo explica que ninguno de los boteros afectados está de acuerdo con estas extrañas multas impuestas sin razón a los taxistas particulares. Dicha “notificación” es un documento redactado en denso lenguaje jurídico donde constan 12 Por cuantos y en el último menciona el Decreto 308, Artículo 138, inciso b, que dictamina: “En la revisión realizada a la Declaración Jurada sobre transporte terrestre de alquiler, correspondiente al ejercicio fiscal 2012, por la Oficina Nacional de Administración Tributaria, se detecta que el contribuyente ha omitido un monto de ingreso obtenido durante el período 2012, por lo que ha dejado de aportar un importe superior al reflejado en su Declaración Jurada, falseando o alterando la documentación con trascendencia tributaria”.
Ninguno de los boteros entiende ni una palabra del párrafo, que viene acompañado de un espacio en blanco donde colocan la astronómica cifra de la multa. Nunca le informaron que debían realizar una Declaración Jurada y consideran esta “notificación” de la ONAT como una estafa y un abuso autoritario, abuso de poder.
Casi todos están decididos a no pagar, sencillamente porque no cuentan con el dinero para hacerlo. Del Pozo reconoce que “botear” es un negocio rentable, “pero nadie piensa en el tiempo que estamos parados por roturas y lo que hay que invertir en la compra de piezas de repuesto, gomas y en la chapistería. Una goma cuesta 180 cuc, una batería 150 cuc, y la chapistería aproximadamente mil 200 cuc, servicios que el estado no da y tenemos que morir en las manos de otros particulares”.
“Uno de los cerebros de la actualización del modelo socialista, Marino Murillo, declaró recientemente por televisión que existe en el país un déficit de 30 millones de pesos por incumplimiento del pago del fisco, y al parecer quieren recuperarlos con estas multas”, asegura Del Pozo, “pero el objetivo fundamental es ahogarnos, que nos retiremos de la circulación. Los boteros no pensamos pagar la multa, pero tampoco queremos organizarnos para luchar por nuestros derechos. Tenemos miedo a las represalias que el gobierno pudiera emprender”.