PUERTO PADRE, Cuba.- Un brote de mastitis que ya afecta a unas 500 vacas hizo descender la producción lechera de este municipio al 49% de lo planificado, según informaron fuentes oficiales el pasado fin de semana.
Las propias fuentes dijeron que para cumplir con la cuota de leche para niños de hasta siete años y dietas médicas, el municipio debió adquirir 14 toneladas de leche en polvo.
En las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) de aquí, hasta este domingo todavía la leche en polvo era un producto inexistente.
Funcionarios del Comité Provincial del Partido Comunista (PCC) en Las Tunas, quienes junto a directivos municipales se reunieron con productores este fin de semana, dijeron que si bien la enfermedad en las vacas lecheras había hecho disminuir la producción, algo así como el 20 por ciento de la leche tomaba otro rumbo, porque los productores no entregaban toda la leche producida al Estado.
Pero si los funcionarios del PCC arremetieron contra los productores lecheros por no entregar toda la producción al Estado, nada dijeron qué hacer para controlar el brote de mastitis en Puerto Padre, y si lo dijeron, el reportaje de la prensa oficial no tocó tan delicado asunto.
Según Diggins y Bundy en Dairy Production, traducido al español con el título Vacas, Leche, y sus Derivados; también plagiado por Edición Revolucionaria, La Habana, 1966, “la mastitis es una de las peores enfermedades del ganado lechero”.
Al respecto de la mastitis dicen estos autores estadounidenses en la obra citada, que “este padecimiento lo causan varios tipos de gérmenes que invaden la ubre, a menudo, como resultado de alguna lesión”. Y abundan en indicaciones para cuidar la higiene.
Hoy en el municipio Puerto Padre tenemos 500 vacas infectadas con mastitis, luego improductivas, y lo que es peor, potenciales agentes trasmisores de esta enfermedad contagiosa al resto del rebaño lechero municipal y a la propia población.
Ya es hora de que las autoridades, en lugar de andarse por las ramas, persiguiendo al lechero porque no entrega toda su producción al Estado, y a los que informamos estos sucesos, porque “denigramos a la revolución”, se dediquen a tareas más útiles.