LA HABANA, Cuba, 27 de agosto (Leonel Alberto Pérez Belette, 173.203.82.38) – “Buena Risa Social Club (BRSC) es una manera alternativa de hacer reír, para lograr que los humoristas cubanos se hagan famosos antes de cumplir los 95 años de edad”.
Tal fue el muy serio preámbulo con el cual el actor Iván Camejo dio inicio, el pasado miércoles, a un refrescante espectáculo en la sala teatro Adolfo Llauradó, en el barrio capitalino del Vedado.
La función se filmó para ser exhibida en los Estados Unidos, en virtud de un acuerdo establecido entre televisoras de ambas naciones.
Con el pretexto de parodiar al fenómeno artístico “Buena Vista Social Club”, que colocara a clásicos de la música autóctona ante las puertas del mercado mundial, BSSC se adentra en una sana crítica a erróneos estereotipos y valores éticos y morales de la sociedad cubana actual, el atraso tecnológico, la ausencia de redes sociales, las miserias, las intolerancias, la cambiante economía y hasta la política interna – incluidos gráciles latigazos, con cascabeles en la punta- dirigidos a iconos, organismos y personajes del gobierno.
Tales sátiras eran inconcebibles hace unos años y los artistas más osados terminaban la función en un calabozo de la policía política, marginados de por vida, o sutilmente desterrados.
Camejo logró reunir un “collage” del más actualizado, sagaz y genuino humor criollo. Entre el estelar elenco se destacan Osvaldo Doimeadios; Kike Quiñones, director del Centro Promotor del Humor; Narciso Alfonso, actor que confiesa se metió a ventrílocuo durante lo peor del período especial para entretener su estómago, y Octavio Rodríguez (Churrisco).
Churrisco es sobrino de Leopoldo Fernández (Cuba, 1904 – Miami, 1985,) más conocido como José Candelario Tres Patines, uno de los más grandes humoristas cubanos, quien fuera obligado a exiliarse, y al que se dedicó la función del miércoles con el emotivo aplauso del público presente.
Las entradas se agotaron rápidamente. Los asistentes desbordaron la sala y los organizadores se vieron en la necesidad de situar una pantalla exterior. La prensa oficialista hizo una vaga referencia a la función y luego guardó silencio.
Para los cubanos el humor siempre ha sido una de las formas más originales y mordaces de criticar situaciones sociales acuciantes, pero desde 1959 fue uno de los géneros más afectados por la censura.