LA HABANA, Cuba. – Entre las historias que rodean a la figura de Carlos Manuel de Céspedes, una de las menos conocidas es la de su amor por Candelaria Acosta Fontaigne, joven manzanillera que, además de corresponderle sin reservas, pasaría a la historia como la patriota cuyas manos confeccionaron la bandera de la República de Cuba en Armas.
Cambula, como se la conocía, utilizó un tramo de vestido, una parte del mosquitero de su padre y un trozo de tela que tenía guardado para bordar la enseña ideada por Céspedes: con tres paños de color azul, blanco y rojo, la estrella pegada con alfileres y más de una vara de largo. El mismo 10 de octubre, personalmente la entregó al abanderado Emiliano Tamayo. Bajo aquella humilde divisa se produjo el primer levantamiento contra España, y sería celebrada la Asamblea de Guáimaro, en abril de 1869.
Candelaria era hija del mayoral del ingenio La Demajagua, donde vivía con su familia. Tenía 17 años cuando comenzó su amorío con Carlos Manuel de Céspedes, cuya esposa, María del Carmen de Céspedes y del Castillo, había muerto en 1867. De tal unión, en plena manigua, nació una niña a la que nombraron Carmita.
Los rigores de la guerra obligaron al líder independentista a enviar a Candelaria, embarazada, hacia Jamaica. En Kingston dio a luz a su segundo hijo, Manuel, y fue auxiliada por los emigrados cubanos, especialmente el Dr. Mayner y el patriota José Joaquín Palma. En su soledad, Cambula recibía y leía las cartas que le enviaba Céspedes, hasta su muerte en combate, en 1874.
Candelaria no regresó a la Isla hasta 1881, una vez terminada la Guerra de los Diez Años. Se estableció en la localidad de Marimón, Santiago de Cuba, con sus dos hijos, que hablaban perfectamente el idioma inglés. Cuatro años después se unió al catalán Antonio Acosta, con quien tuvo otros dos hijos: Ernesto Amado e Isabel.
La enseña bordada por Cambula sobrevivió a la guerra y fue colgada con todo homenaje en la Cámara de Representantes de la Cuba republicana. La humilde patriota, que se dio por satisfecha con haberles dejado a sus hijos y nietos una patria libre, murió el 23 de mayo de 1932.