SAN LUIS POTOSÍ, México.- Los recientes sucesos en Venezuela, donde el candidato opositor Edmundo González encabezaba las encuestas pero se le concedió la victoria a Nicolás Maduro tras unos comicios llenos de irregularidades, recuerdan uno de los más trascendentales sucesos que demostraron que es posible ver a una dictadura caer.
Con un gobierno con control absoluto sobre las instituciones electorales, que le permiten violar flagrantemente la constitución para proclamar la victoria, poco podría hacerse al respecto. Pero los hechos de 1957 evidencian que un cambio es posible.
El General Marcos Pérez Jiménez había participado en el Golpe de Estado en Venezuela de 1948 y fue el responsable de la interrupción del ensayo democrático que experimentaba el país, durando apenas nueve meses con el gobierno de Rómulo Gallegos en 1947.
Pérez ejerció como presidente de facto de Venezuela desde el 2 de diciembre de 1952, y su período del supuesto “gobierno constitucional” finalizaba en 1957. Por tanto debían celebrarse nuevas elecciones.
A pesar de eso, la propia dictadura organizó un Consejo Supremo Electoral y convocó a los venezolanos mayores de dieciocho años y a los extranjeros con más de dos años de residencia en el país, para que votaran en un plebiscito si estaban de acuerdo con reelegir al General Pérez.
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El plebiscito
El plebiscito era ilegal y violaba lo establecido en la propia Constitución adoptada por el régimen desde 1953.
El 15 de diciembre de 1957 se celebraron en Venezuela los comicios, con el propósito de brindarle un nuevo quinquenio (1958-1963) o revocar el mandato de Pérez Jiménez.
El sistema de votación para el plebiscito ni siquiera era secreto, se amenazó explícitamente a los empleados públicos con el despido si no se presentaban en la oficina con la papeleta del “No”, demostrando que habían depositado en la urna la del “Sí”, a favor del régimen.
El gobierno, según los resultados oficiales, “ganó”, con una victoria del 86,7%. Sin embargo, menos de seis semanas después, el dictador Pérez Jiménez había huido del país, con su régimen convertido en un montón de escombros.
El entonces gobernante había propuesto condiciones de voto inaceptables que garantizaran su triunfo.
Los controvertidos resultados de diciembre de 1957 contribuyeron significativamente a acelerar el fin de la dictadura el 23 de enero de 1958.
El descontento popular
Para 1957, el movimiento de resistencia contra la dictadura incluía a luchadores clandestinos de AD y del Partido Comunista, pero también a dirigentes del Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI) y de la Unión Republicana Democrática (URD). Todos se habían unido por una causa común: derrocar a Pérez.
En uno de los eventos más destacados de oposición a la tiranía, el 21 de noviembre, en la sede de la Universidad Católica Andrés Bello, los estudiantes quemaron la Ley Electoral, que era fraudulenta, un ejemplar del diario El Heraldo, y un retrato de Pérez Jiménez.
Además, oficiales de las Fuerzas Armadas y otros grupos de opinión nacional opuestos a la dictadura ya se habían pronunciado.
El fin de la dictadura
El 1ro de enero de 1958, un grupo de militares, liderado por el coronel Hugo Trejo, se alzó en Maracay con el apoyo de la fuerza aérea.
Aunque fracasaron, muchos consolidaron contactos con grupos civiles de la resistencia para llevar a cabo acciones de protesta y rebeldía en las calles.
Tras 22 días de manifestaciones, paros de trabajadores y huelgas estudiantiles, en la madrugada del 23 de enero se produjo otro alzamiento.
Fue entonces que el alto mando militar le retiró el apoyo a Pérez Jiménez y lo obligó a abandonar el Palacio de Miraflores, luego de lo cual el general huyó a República Dominicana a bordo del avión presidencial, conocido como “La Vaca Sagrada”.
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