MIAMI, Estados Unidos. – La reciente publicación del Estado Global de la Democracia 2023 por el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), con sede en Estocolmo, revela la persistente posición de Cuba entre las naciones con menor índice democrático en el mundo.
El análisis, que este año optó por una evaluación categorizada en lugar de una clasificación generalizada de regímenes, posiciona a Cuba en los escalones más bajos en aspectos cruciales de la democracia. “Cuba muestra un bajo rendimiento en todas las categorías”, señala el informe, citando la ausencia de “elecciones competitivas multipartidistas” y la restricción de “libertades civiles” como factores determinantes de su evaluación.
La sección de participación política y pública coloca a la Isla en el puesto 165, un reflejo claro de las limitaciones que enfrentan sus ciudadanos. A su vez, se sitúa en el lugar 149 en cuanto a gobierno representativo, en el 144 en temas de derechos humanos y en el 151 respecto al Estado de derecho.
El informe de IDEA no solo ofrece números sino que también contextualiza la situación de la mayor de las Antillas con eventos actuales, mencionando las “crecientes protestas en Cuba, por la escasez de combustible y alimentos”, y el “uso de la fuerza contra manifestantes”, que revela la creciente tensión social y política en la nación caribeña.
El panorama regional que presenta el documento no es alentador. Se reconoce un “continuo declive de los principios democráticos en todas las Américas”, destacando no solo a Cuba sino también a Haití, Nicaragua, Venezuela, El Salvador y Guatemala como países con significativas regresiones democráticas.
Asimismo, el informe hace hincapié en el incremento de la represión hacia los periodistas y la merma de las libertades de expresión, asociación y reunión en el continente americano.
Durante la presentación del informe, Kevin Casas-Zamora, secretario general de IDEA, defendió la democracia asegurando que es “un logro de la humanidad” y no simplemente “una construcción occidental”. Casas-Zamora expresó la necesidad de “proteger los valores que nos unen en esta búsqueda común de la dignidad humana”, subrayando la urgencia de salvaguardar estas aspiraciones ante los desafíos globales actuales.
A pesar del tono sombrío que predomina en el informe respecto a la contracción de la democracia global, se destacan “algunos brotes verdes de esperanza”, como la disminución de la corrupción y altos niveles de participación política en ciertos contextos, lo que sugiere que la lucha por la democracia sigue viva en diversas partes del mundo.