MIAMI, Estados Unidos.- La instalación Sin título, Habana 2000 de la artista Tania Bruguera ha comenzado a exhibirse en el Museo de Arte Moderno (MoMA, por sus siglas en inglés) de Nueva York.
Según publica la web Martí Noticias, adentrarse en la instalación de Bruguera “es como entrar en una casa embrujada: oscura, solo iluminada parcialmente por una pequeña pantalla que muestra imágenes en blanco y negro de Fidel Castro”.
La obra, que ha estado abierta al público desde principios de este mes, representa el interior de la fortaleza de La Cabaña, donde el Gobierno revolucionario llevó a cabo torturas y asesinatos extrajudiciales.
La instalación original, realizada en La Cabaña, fue excluida de la Séptima Bienal de La Habana, en el año 2000, por incluir hombres desnudos, junto a cortos de víctimas de la revolución castrista.
Brugera asegura que su obra fue censurada y desmontada por las instituciones culturales del régimen en el año 2000, pero no precisamente por los cuerpos desnudos, sino por el mensaje de la obra, presentada en el mismo lugar donde se fusilaron a decenas de prisioneros de conciencia.
Brugera, quien es también activista, ha explicado que para ella la obra “no es una provocación”.
“Para mí es un documento histórico de un artista. Para mí, es una obra que trata de retratar un momento específico que desgraciadamente todavía existe, que esperamos en un futuro no exista más, hay artistas que han trabajado momentos de la historia, muy específicos, que con el tiempo, se convierten en un recordatorio de lo que no se debe hacer; un recordatorio de las barbaridades, las atrocidades que pudieron existir en ciertos momentos”, dijo.
“La idea era mostrar precisamente cómo funciona, desde dos cuerpos diferentes, la idea de la vulnerabilidad y cómo el poder, la gente que está en el poder, trabaja y manipula la idea de la vulnerabilidad. Pero como los cuerpos de esa gente que está invisible, esa gente que no se ve, son verdaderamente vulnerables, los que no tienen voz, o los que no tienen oportunidad de ser vistos”.
También fundadora del Instituto de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR), conocida por sus “performances” y por su activismo, Tania Bruguera agrega que la obra “sale de una experiencia muy específica, contada desde el punto de vista de los que fueron testigos”.
El MoMa adquirió la instalación en 2015 y la exhibirá hasta el próximo 11 de marzo.
“Parte de lo que estamos haciendo es tratar de crear un contexto para la obra, un contexto donde lo político no se quite sino que se incremente, donde se entienda que lo político en Cuba muchas veces viene de lo emocional. Y entonces son cosas que hemos trabajado y creo que en verdad ha salido bien”, añadió Bruguera.
Para acceder a la obra, el público debe hacer la misma cola que es parte de la vida diaria en la isla. “Involucra el sentido de la espera, de la desproporción del sacrificio, necesario para obtener algo como puede ser el pan de cada día”, explicó la artista.
Según Martí Noticias, Bruguera desea que el público entienda con su obra el peligro de dejar a los políticos carismáticos la responsabilidad del desarrollo y las consecuencias de definir las complejidades sociales en categorías tan simples como bueno o malo.
Bruguera, quien en 2015 devolvió la Distinción por la Cultura Nacional y renunció a la membresía de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, critica la política cultural del régimen cubano “porque no puede existir un país floreciente, no puede existir un país donde las cosas vayan bien, si las personas no pueden ser honestas. Y los artistas, para hacer una obra, tienen que ser honestos”.