MADRID, España.- La urbanización de los alrededores del río Almendares ocurrió en las primeras décadas del siglo XX como parte del boom constructivo que se produjo en la ciudad de La Habana. Precisamente la edificación de ese viaducto sobre el famoso afluente, favoreció el auge que alcanzó el oeste de la capital.
El puente que cruza el Almendares por encima de la Avenida 23 fue el pionero de los levantados en la Isla con hormigón armado, y se terminó el 15 de julio de 1910, aunque su inauguración oficial sería posteriormente. Se reconoció en Cuba y el exterior como un triunfo de la ingeniería de la época.
En el artículo de César San Pedro “Marianao ciudad que progresa”, publicado décadas más tarde (Álbum del Cincuentenario de la Asociación de Reporters de La Habana. 1902-1952, Editorial Lex, La Habana, 1952) este anota: “Las fincas rústicas se fueron convirtiendo en pocos lustros en pintorescos repartos (…) Kohly, Miramar, La Sierra, Almendares, cuyas vías de comunicación más importantes constituyen el puente de madera de los tranvías eléctricos, el de hierro, más conocido por el puente de Pote y el sólido y de excelente construcción que se debe al general Ernesto Asbert, a su paso por el Gobierno Provincial de La Habana (…) que dio sin dudas lugar a la preponderancia que han tenido en los últimos lustros los aludidos repartos”.
Y la arquitecta María Victoria Zardoya en “La Habana del oeste” reitera: “La construcción del puente Asbert sobre el río Almendares en 1910 (…) favoreció el auge que iba alcanzando el territorio del oeste. A través del puente se estableció un vínculo rápido y seguro con la calle 23 de El Vedado, conexión que hasta ese momento se realizaba por un puente de madera en muy malas condiciones”.
Bajo el puente se encuentra el Parque Metropolitano de La Habana o Bosque de La Habana, conocido como Parque Almendares, con gran variedad de plantas e insectos y algunos sitios para la recreación, que han vivido tanto períodos de esplendor como períodos de olvido y decadencia.
En la actualidad, la oferta gastronómicos en estos sitios de recreación tiene precios inalcanzables para el cubano de a pie. Y, desde hace años, los residentes en los alrededores del puente se quejan del abandono del lugar, sobre todo del río, que se ha convertido en vertedero.