LA HABANA, Cuba.- Lucinda González Gómez desconfía de las llamadas que ha recibido de la prisión sobre su esposo, el preso político Silverio Portal Contreras, y exige al gobierno fe de vida.
“Estaba revisando los audios y hay uno de hace días que no me parece la voz de Silverio”, González Gómez tiene la costumbre de grabar las llamadas que recibe de la 1580, donde permanece encarcelado el preso político.
“Una se predispone, pero esa voz, cuando la comparo con los demás audios, no me parece que sea la de él. Esa voz me tiene confusa”, y analiza otras circunstancias que le hacen dudar también.
“Silverio no me llama desde hace más de 15 días y quienes lo han hecho para darme noticias son otros presos”. En la última llamada le dijeron que el preso político había sido visitado por una fiscal, “¿cómo es posible que le puedan quitar el teléfono por un año?”, lo que le hace pensar que hay más de lo que le cuentan los demás reclusos.
Lucinda González no ve a su marido desde el 7 de febrero pasado. Después de esa última visita Silverio Portal sufrió dos isquemias transitorias. Según se supo, a mediados de mayo fue golpeado por dos guardias del penal y llevado a una celda de aislamiento como medida disciplinaria, donde permaneció aproximadamente 28 días. La consecuencia de los golpes fue la pérdida total de la visión de uno de sus ojos.
La semana pasada, tras recibir la supuesta visita de una fiscal, se supo también que Silverio fue trasladado a la enfermería de la prisión con la presión arterial en 280.
Aun cuando el cambio de voz del preso solo responda a que sus condiciones físicas están empeorando, en realidad su vida corre peligro por las condiciones del centro penitenciario en el que se encuentra. El Tribunal ha ignorado las recomendaciones médicas y ha denegado la licencia extrapenal solicitada para su excarcelación.
Silverio Portal fue juzgado a cuatro años de privación de libertad por los supuestos delitos de desorden público y desacato. Las autoridades carcelarias lo han amenazado con abrir un nuevo proceso en su contra.
Justo por su estado de salud, y porque las demandas que lo llevaron a prisión son legítimas en la exigencia de derechos para el pueblo de Cuba, Amnistía Internacional lo declaró “Prisionero de Conciencia”, el Parlamento de la Unión Europea expresó preocupación sobre su caso, y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha dictado Medidas Cautelares a su favor, pese a que el régimen sigue desconociendo su estado.
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