LA HABANA, Cuba. – “Yo lo que quiero es que acaben de darme mis papeles; que me den mi casa, yo no quiero más nada”, exige Elena Laguardia Cárdenas, una anciana de 76 años con la enfermedad del Parkinson que vivió por más de dos décadas en un albergue. Actualmente habita una “vivienda de tránsito”, la cual las autoridades le obligaron a compartir con un desconocido.
La odisea de la anciana comenzó luego del desplome del techo de su vivienda, sita en calle Flores, número 511, entre San Bernardino y Zapote, Santos Suárez, municipio Diez de Octubre. A raíz del derrumbe, las autoridades la trasladaron al albergue Sevilla, ubicado en la barriada de Lawton, donde vivió por más de 20 años.
“Estuve muchos años viviendo bajo agua, sol y sereno, hasta que se me cayó el techo completo. De ahí me sacaron para el albergue y estuve 30 y pico de años albergada, pasando trabajo, sin agua, con una fosa en el patio que me inundaba toda la casa hasta que caí en cama, porque cogí una infección en las piernas”, asegura Laguardia Cárdenas.
En ese punto, su sobrina intervino y se hizo cargo de ella: la llevó a su casa para atenderla, y hasta hoy se ha encargado de los trámites de la anciana.
Zoramel Burgos Laguardia, debido al delicado estado de salud de su tía, y previendo el peligro que representaba para su vida regresar al albergue Sevilla, impuso una queja en las Oficinas de Atención a la Población del Consejo de Estado.
La misiva fue atendida, presuntamente, por el gobernante Miguel Díaz-Canel, que dio instrucciones precisas al respecto, de acuerdo con un documento emitido por la Dirección Municipal de la Vivienda de Diez de Octubre entregado a las dos mujeres.
Según Burgos Laguardia, las “difíciles” condiciones de vida del albergue Sevilla fueron corroboradas en persona por María del Carmen Cedeño Rodríguez, jefa del Departamento de Atención a la Población del Gobierno. Sin embargo, hasta ahora su tía sigue esperando por una vivienda.
Como supuesta solución al problema, las autoridades municipales le entregaron a la anciana una vivienda de tránsito ubicada en la calle Zapote, entre Flores y San Benigno, Diez de Octubre. Sin embargo, la casa resultó tener propietarios legales, lo cual, al parecer, no era de conocimiento de la institución encargada del fondo habitacional del municipio.
“Cuando llegamos allí hubo que romper la puerta porque no había llave ni había nada, era en un segundo piso. Parece que los vecinos empezaron a llamar a los dueños, que aparecieron como a las 5:00 de la tarde, y todas mis cosas se quedaron tiradas en la calle como hasta las 8:00 y pico de la noche”, apuntó la anciana.
Días después, cuenta la mujer, las autoridades le entregaron, también de forma transitoria, la vivienda que hoy ocupa y que debe compartir con una persona desconocida. “Solo me dicen que espere, pero ¿hasta cuándo voy a esperar? ¿Lo que están es esperando a que me muera para quedarse con la casa que me toca?”, se preguntó.