MADRID, España.- La habanera heladería Coppelia ya no es ni remotamente lo que otrora fue; tampoco su helado, ni su servicio, ni su entorno. Inaugurada el 4 de junio de 1966 en la céntrica esquina capitalina de L y 23, en El Vedado, con capacidad para servir a unas mil personas a la vez y más de 20 sabores y combinaciones, pronto devino espacio de concurrencia. Aún sigue siendo un punto de confluencia y referencia; todavía se dice: “a dos cuadras de Coppelia”, “al doblar de Coppelia”.
Con una estructura en forma de araña de hormigón armado, fusión entre singular obra arquitectónica y uso social, la construcción, que se considera icono de la arquitectura moderna cubana, donde se combinaron elementos prefabricados con otros fraguados in situ, con una cúpula circular central rodeada por jardines, es de la autoría del cubano nacido en Manzanillo, Mario Girona Fernández (1924-2008), quien contó con la colaboración de los arquitectos Rita María Grau y Candelario Ajuria, y los ingenieros Maximiliano Isoba y Gonzalo Paz.
Girona, que fuera profesor titular de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de La Habana, participó en numerosas edificaciones significativas como el Zoológico Nacional, el hotel Capri y el Centro Turístico Guamá en la Laguna del Tesoro.
Coppelia, cuyo calificativo se inspiró en el famoso ballet de igual nombre, se levantó donde estuvo el hospital Nuestra Señora de las Mercedes, inaugurado en la década de los ochenta del siglo XIX, centro médico-quirúrgico pionero en la Isla, donde trabajaron destacados profesionales de la salud en la época. Demolido en 1954, se puso en venta el terreno y una empresa norteamericana lo compró para construir un hotel, pero el proyecto no se materializó.
Luego hubo un centro recreativo y más tarde un cabaret. Hasta que en un Congreso celebrado en el cercano hotel Habana Libre, se decidió reemplazarlo por un espacio más tranquilo y familiar, que se convertiría en una de las heladerías más grandes del mundo, al punto que se le ha llamado la catedral del helado.
A partir de entonces devendría lugar favorito para encuentros, paseos habituales sábados y domingos; visita obligada para quienes llegaban a La Habana desde cualquier parte del país, e incluso del exterior. También formaba parte del programa de los cinéfilos que iban a ver la película de estreno en el cine Yara y después cruzaban la calle en busca del helado.
Sin embargo, desde hace años Coppelia viene recibiendo múltiples críticas por la pérdida de calidad, los precios, la disminución del tamaño de las bolas, los escasos sabores, el agua caliente, el ineficiente servicio y otros etcéteras.
La heladería Coppelia tiene como valor agregado haber sido uno de los escenarios del emblemático filme Fresa y chocolate, dirigido por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío.