MIAMI, Estados Unidos. — El 27 de noviembre de 1957 fue inaugurado en La Habana el Hotel Capri, una de las instalaciones de su tipo más representativas de la capital.
El Capri es resultado de un proceso de apertura inversionista iniciado en 1955 por el dictador Fulgencio Batista, quien ese año promulgó la Ley Hotelera 2074.
Se trataba de una medida que ofrecía incentivos fiscales, préstamos gubernamentales y licencias de casino a cualquiera que quisiera construir en La Habana hoteles por más de un $1 000 000 o clubes nocturnos por $200 000.
La normativa trajo a Cuba al connotado mafioso Meyer Lansky y a varios de sus socios, quienes comenzaron a inundar la ciudad de hoteles y casinos.
En ese sentido, el Capri fue uno de los primeros hoteles construidos en La Habana cuya propiedad estaba en manos de mafiosos, en este caso del estadounidense Santo Trafficante Jr., que entregó la administración del inmueble a Nicholas Di Costanzo, al mafioso Charles Turin y a Santino Masselli.
Originalmente contaba con diecinueve pisos y 250 habitaciones, lo que lo convirtió en uno de los hoteles/casino más grandes de la capital cubana.
El Hotel Capri fue nacionalizado por el régimen de Fidel Castro en octubre de 1960 y el casino fue cerrado por orden expresa del mandamás.
En la década de los años 90 del pasado siglo pasó a ser conocido como Hotel Horizontes Capri.
La instalación cerró en el año 2003 y reabrió en enero de 2014 tras importantes renovaciones. Entonces, pasó a ser administrado por el grupo hotelero español NH.
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