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MIAMI, Estados Unidos.- Alejandro Eskenazi es un pelotero cubano de 27 años que se convirtió en ciudadano israelí y se fue a su patria adoptiva del Oriente Medio para jugar lo que aprendió en su isla caribeña natal.
Graduado del Instituto Superior de Cultura Física “Manuel Fajardo”, de La Habana, Eskenazi viajó en tres ocasiones como estudiante a Israel. Cuando concluyó su periodo académico, decidió mudarse definitivamente.
“Había terminado mis estudios, así que estaba preparado”, dijo Eskenazi (…) “Estar en Israel es una conexión con mis raíces. Quiero ayudar a Israel en el béisbol”, dijo el joven cubano-israelí a la Jewish Telegraphic Agency (JTA).
“No hay béisbol (en Israel) como en América, pero tiene el apoyo (de la gente) en América”, añadió Eskenazi, que sueña con difundir sus conocimientos sobre pelota en escuelas, formar entrenadores israelíes y construir una infraestructura para el deporte de las bolas y los strikes en ese país.
A Eskenazi le tomó ocho meses nacionalizarse como israelí. No siguió el camino de sus colegas del deporte nacional cubano.
“No quería arriesgar mi vida. Sé cuánta gente murió en el mar”, dijo. Agregó que mantiene contacto con peloteros cubanos en Estados Unidos y República Dominicana.
“Un día, me gustaría verlos o jugar con ellos de nuevo”, cuenta el joven cubano.
Extraña a la gente que dejó atrás, pero lo consuela el hecho de que puede regresar cuando quiere. “Los cubanos-judíos pueden viajar al extranjero con bastante libertad”, señaló el joven.
“Amo a mi país. Si hubiera conseguido un contrato con un buen sueldo, me hubiera quedado. El ambiente es bueno. El Gobierno respeta a la comunidad judía”, dijo además.
El cubano tiene como mentor a un desarrollador inmobiliario de Chicago llamado Toni Kahan. Entre este último y otras personas se reunió la cantidad de 10 000 dólares para los viajes y gastos de subsistencia de Eskenazi.
“Pensamos que era una forma maravillosa de darle una oportunidad fuera de Cuba”, dijo Kahan. “Es trabajador, bueno y honesto”.
Eskenazi se desempeña como pitcher en la selección nacional israelí, aparte de entrenar a un grupo de 25 adolescentes.
“Es más que un entrenador profesional de béisbol y jugador. Es un gran lanzador y nos da grandes consejos”, dijo Uri Shani, un pupilo de Eskenazi de 13 años que vive en Tel Aviv.