LA HABANA, Cuba. — La provincia de Pinar del Río cuenta con la famosa fábrica de conservas La Conchita, situada a la entrada de la capital provincial por la Carretera Central.
Creada por Sixto C. Ferro, su apellido dio nombre al reparto donde se encuentra enclavada la fábrica. El negocio comenzó en la pequeña tienda de Pío Ferro. En lugar de comprar pasta de guayaba elaborada, los Ferro decidieron fabricarla y venderla en su comercio, ya que en la provincia abundaba esa fruta.
Por su calidad, el éxito fue inmediato. Y también por su precio módico, sobre todo después de la Gran Depresión de 1929. En las zonas rurales, un pan con guayaba —el popular pan con timba— era un remedio barato para mitigar el hambre.
El aumento de sus ventas dio lugar al establecimiento de las industrias Ferro en 1937. Su prestigio fue tal que en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de los Estados Unidos hizo negocios con la empresa en 1944, para abastecer a sus tropas con los alimentos que producía.
Poco después de la instauración del régimen castrista, La Conchita fue intervenida por el Estado. Sus dueños emigraron. En 1964 se establecieron en Costa Rica y tres años más tarde, en 1967, se trasladaron a los Estados Unidos, donde bajo la denominación Conchita Foods elaboran 150 productos.
La fábrica pinareña se reconstruyó y explota su renombre produciendo una gran variedad de conservas como dulce de fruta bomba, coco rallado, cascos de guayaba, pasta de tomate y pepino, col y pimientos encurtidos. Sin embargo, hoy son pocos los cubanos que tienen la posibilidad de adquirir los productos de La Conchita: el estado exporta la producción casi completa de la fábrica a través del puerto del Mariel y comercializa el resto en tiendas por moneda libremente convertible (MLC), a las que solo tienen acceso las personas que reciben la divisa del exterior por medio de tarjetas magnéticas.
En raras ocasiones se venden en algunos de los nuevos mercados especializados que ofertan las producciones de las industrias locales en moneda nacional, pero con precios equivalentes al dólar, lo que los hace prácticamente incosteables.
El caso Taoro
Algo similar ocurre con los productos Taoro. Dicha industria fue creada por los descendientes de los dueños de un ingenio azucarero que existió muy cerca de Santa Fe, en el actual municipio capitalino Playa, y que fuera destruido durante la Guerra de Independencia. En sus fincas se cultivaban árboles frutales que fueron la materia prima para la elaboración de los exquisitos jugos Taoro.
Recientemente, reapareció la fábrica Taoro, pero ahora está instalada en Manzanillo, en la provincia Granma, que aprovecha su renombre para producir jugos, conservas y otras variedades que se exportan y venden en divisa en las tiendas en MLC.
¿Qué pasó con la fábrica habanera? Los cultivos de la finca cercana a Santa Fe, ¿a dónde fueron a parar?
En las tiendas por divisa muy raras veces aparecen los productos de Taoro o La Conchita. Sin embargo, venden productos similares de España, México y otros países, que son más costosos, como los enlatados de la marca española Vima, que son los que más abundan.