LA HABANA, Cuba, 25 de mayo (Agencias, 173.203.82.38) – La Iglesia Católica pidió el viernes al gobernante cubano Raúl Castro que garantice los derechos de las minorías “políticas, culturales o religiosas” de la isla, informó la Agencia France Presse.
Las autoridades deben “prestar mayor atención a las minorías, sean políticas, culturales o religiosas, no ignorarlas y garantizarles sus derechos”, dijo Orlando Márquez, un laico portavoz del arzobispado de La Habana y director de la revista católica Palabra Nueva, en un artículo publicado en el sitio web de la revista.
Por otra parte, Márquez pidió a los disidentes que “asuman en toda su magnitud y alcance la acción pacífica, que implica también abandonar la violencia verbal, la descalificación y el desprecio” y que “actúen siempre con transparencia y absoluta independencia”.
También les pidió “acompañar la crítica de los males sociales con propuestas alternativas viables, y valorar lo positivo que existe en la sociedad cubana”, considerando “que un número no despreciable de cubanos continúa, y continuará, dando su apoyo al gobierno actual, aunque demande cambios socio-económicos que mejoren su calidad de vida”.
En Cuba todos los grupos opositores son ilegales y el gobierno los acusa de ser “mercenarios” de Estados Unidos, por lo que jamás atiende sus demandas.
El portavoz del arzobispado que dirige el cardenal Jaime Ortega añadió que el gobierno de la isla también debe “continuar de modo aún más decidido las reformas (económicas), cada vez con más transparencia y haciendo partícipes a los ciudadanos de las metas concebidas”.
Raúl Castro, que en 2006 sustituyó a su hermano Fidel en el mando, instaló en mayo de 2010 un diálogo con la Iglesia que condujo a la excarcelación de 130 presos políticos, aunque la gran mayoría de ellos fueron deportados a España.
Este proceso le ha granjeado a la Iglesia una mayor participación en la sociedad, aunque nunca se produjo una apertura política.
Durante a una visita a la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, el cardenal Jaime Ortega calificó a un grupo de disidentes que habían ocupado pacíficamente una iglesia de La Habana hacía más de un mes como “delincuentes”, “de bajo nivel cultural” , que formaban parte de un plan fraguado desde Miami.
Las declaraciones de Ortega en Harvard causaron indignación dentro y fuera de Cuba. Varias organizaciones disidentes, incluyendo las Damas de Blanco, rechazaron las polémicas opiniones del cardenal.
En un artículo publicado en Palabra Nueva, Orlando Márquez defendió fervientemente al cardenal de La Habana y arremetió contra aquellos que “con furia y saña” lo atacaban.
Sin embargo, llamó la atención en el artículo de Márquez la enumeración de ejemplos sobre cómo el cardenal defendió a muchos cubanos de actos “bárbaros, incivilizados e inhumanos”, incluyendo su condena al crimen cometido por las autoridades de la isla con el remolcador “13 de marzo” en julio de1994.
Esa enumeración de eventos represivos en el artículo de Márquez, que incluye además la mención a arbitrariedades contra curas “incómodos”, fue considerada por muchos observadores como una confirmación de la Iglesia cubana sobre violaciones de los derechos humanos en la isla por parte del Gobierno castrista, con el cual ahora prepara un diálogo “incluyente”.