MIAMI, Estados Unidos.- El lanzador cubano Jorge Hernández comienza este lunes el campamento de primavera de los Medias Rojas de Boston con vistas a comenzar el próximo abril la temporada regular de Grandes Ligas, informa El Nuevo Herald.
Su historia es diferente a la de muchos colegas de su país que pudieron conseguir un contrato relativamente rápido con una franquicia de la Gran Carpa. Jorge Hernández llegó a República Dominicana luego de escapar a Haití desde Cuba, pero en el país caribeño lo frenaron las promesas de “inversionistas” del béisbol.
“Las personas que me tenían en República Dominicana, los llamados inversionistas, me hicieron crecer demasiado, yo me creí demasiado, me crearon comodidades”, comenta, recién llegado a Miami. “Todo eso me hizo daño. Perdí el enfoque en lo que realmente era importante por culpa de gente que poco o nada sabía del negocio del béisbol”.
Hernández vio cómo compatriotas suyos que habían llegado después que él conseguían contratos en Grandes Ligas, y sin embargo su oportunidad no llegaba.
El joven había sido expulsado de la pelota cubana por un intento de fuga de la isla a fines del 2013. Más adelante consiguió escapar, pero tras llegar a tierra dominicana su sueño parecía haberse quedado en eso.
“Por un lado no entrenaba con el rigor suficiente, por otro me sentía muy frustrado cuando me enteraba que este o aquel pelotero firmaba por esta o aquella cantidad”, comentó el lanzador. “Pensé por un momento que la suerte me había dado de lado”.
No obstante, jugó con los Tigres del Licey de la liga dominicana en el 2014.
No fue sino hasta que apareció en escena el dominicano Sócrates de Paula que su vida dio un giro radical, hasta llevarlo al terreno de entrenamiento de los Medias Rojas en Fort Myers, Florida.
De Paula lo llevó a su casa y le presentó a Edgar Mercedes, figura muy influyente en el mercado de peloteros. Mercedes le ofreció entonces ayuda, pero solo si Hernández mostraba un verdadero compromiso con el entrenamiento y con su futuro. Le prometió que, de hacerlo, en cinco meses lo tendría jugando en Grandes Ligas, algo en lo que Hernández no creyó dada la cantidad de desilusiones que llevaba a cuestas.
“Me dediqué en cuerpo y alma a los entrenamientos”, confesó Hernádez del mismo equipo Cienfuegos de donde salieron Yasiel Puig, José Dariel Abreu y Bárbaro Arruebarrena.
Como en efecto, “cinco meses después se abría la ventana de Boston. Me pregunto qué habría pasado de no cometer errores”.
Hernández salió de Cuba con 23 años de edad. Tres años después, considera que a los 26 todavía le queda bastante para cumplir su sueño de las Mayores y recuperar el tiempo perdido.
Los Medias Rojas lo pondrían como relevista para momentos clave. Entre sus herramientas se encuentra una recta de 94 millas por hora y lanzamientos laterales que incluyen la sinker, la slider y el cambio.
“Tal vez alguien no pueda creer en mí”, recalcó Hernández, cuya mejor temporada en Cuba fue la del 2012 al finalizar con balance de 13-6 y 2,78 de efectividad, según señala el Herald. “Solo digo que si Boston me dio el chance, hasta llegar a Grandes Ligas no paro”.