LA HABANA, Cuba. – El presidente brasileño, Luiz Inácio “Lula” da Silva, fue recibido en la Casa Blanca por su homólogo Joe Biden en su primera visita a la Unión Americana tras haber derrotado en las urnas a Jair Bolsonaro. El intercambio bilateral giró en torno a temas como la radicalización política y el discurso de odio en el espacio virtual, el compromiso con la conservación del medio ambiente y una mayor implicación de los países desarrollados en el cumplimiento de acuerdos de financiación en el apartado climático.
Previo a su encuentro con Biden, el mandatario sudamericano se reunió con importantes políticos de la izquierda estadounidense, como Bernie Sanders, Alexandra Ocasio-Cortez y otros miembros del Partido Demócrata y representantes sindicales.
Lula alertó sobre el surgimiento de una supuesta ultraderecha organizada, a la cual habría que prestarle atención con el interés de evitar “actitudes nazis”. Asimismo, abordó los hechos de violencia del pasado 8 de enero en Brasil, cuando partidarios de Bolsonaro invadieron el Congreso Nacional y el Tribunal Superior de Justicia en rechazo al resultado de los comicios presidenciales.
Sobre aquellos sucesos, Lula aseguró que la democracia prevalecerá, y anunció que no pedirá la extradición de Jair Bolsonaro, quien se encuentra en Estados Unidos desde finales de 2021. El líder del Partido de los Trabajadores ha decidido dejar el asunto en manos de los tribunales, donde ya hay varias investigaciones abiertas contra el expresidente, a quien calificó como un “fiel imitador de Trump”, y al cual “no le gustan los sindicatos, las mujeres ni los negros”.
Acerca de los problemas ambientales que azotan a Brasil, Lula reconoció que hay mucho trabajo por delante y culpó al gobierno anterior por los retrocesos en ese asunto de vital importancia. Por el momento, se comprometió a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 39% y luchar contra la deforestación.
En cuanto a la guerra en Ucrania que se ha extendido por casi un año, Lula reafirmó su postura crítica sobre las potencias occidentales y aseguró que Brasil no apoyará guerra alguna. No obstante, reconoció el derecho de Ucrania a defenderse y reiteró su disposición de continuar fungiendo como mediador en el conflicto.