MIAMI, Estados Unidos. – Pese a las dificultades para encontrar trabajo y regularizar estatus, los médicos cubanos que aún permanecen en Brasil no piensan regresar a Cuba. Los casos de los doctores Karel Sánchez y Raúl Durán así lo confirman.
Los testimonios de ambos galenos fueron recogidos por la edición digital del diario Jovem Pan. Ellos, como todos los exintegrantes de la misión “Más Médicos”, intentan sobrevivir el gigante suramericano.
Karel Sánchez, de 35 años, pasó un año y medio en la ciudad de Pará, en Cachoeira do Arari, cargando maletas en el aeropuerto de Guarulhos, en São Paulo. Allí percibía unos 1 100 dólares, casi un tercio de los que percibía en la misión “Más Médicos”, poco dinero para pagar un alquiler en la ciudad más grande de Brasil.
La historia se repitió de manera más dramática para Raúl Durán, de 39, que tuvo que permanecer en el interior del estado de Sergipe. Desde finales del año pasado hasta marzo de 2019 no percibió salario alguno, razón por la cual le cortaron el suministro eléctrico y casi perdió el empleo de médico en la ciudad de Indiaroba.
Karel y Raúl se graduaron medicina general en la Universidad de Ciencias Médicas de Holguín. En 2017, pocos años después de la graduación, se embarcaron hacia Brasil en busca de los salarios ofrecidos por el programa, creado por la expresidente de ese país, Dilma Rousseff.
Los galenos esperan obtener el estatus de refugiado mientras buscan empleos temporales. Karel, que vive en São Paulo, pasó por varios lugares hasta que consiguió un trabajo como pintor y asistente de construcción en una oficina en la Avenida Paulista, región central de la capital. Fue referido al servicio a través de Mission Peace, una entidad vinculada a la Iglesia Católica que recibe a los inmigrantes en la región de Glicério.
“Después de que ‘Más Médicos’ terminó, comenzamos a traer cubanos aquí en busca de trabajo, era un perfil que no teníamos (…) Vinieron, participaron en las conferencias que dimos, y algunos incluso consiguieron trabajo, pero en áreas completamente diferentes de lo que solían hacer”, comentó a Jovem Pan Paolo Parise, el sacerdote a cargo del trabajo.
Raúl, por su parte, consiguió un puesto de inspector sanitario en el Ayuntamiento de Indiaroba, pero el contrato temporal termina en agosto.
“No sé qué voy a hacer a partir de ahora, he intentado trabajar incluso con la agricultura, pero dicen que mi calificación es muy alta (…) Terminamos siendo totalmente excluidos aquí, tengo amigos que están en esta situación e incluso intentaron suicidarse”, dice.
Sin embargo, incluso lejos de la familia y “luchando”, los médicos dicen que no quieren regresar a Cuba. Los problemas económicos, la falta de libertad del régimen y la promesa de volver a la práctica en Brasil aún pesan en la decisión.
“No me quedaría allí, todo es muy difícil, incluso aquí con dificultades (…) Si me da la oportunidad de volver al trabajo como médico aquí, volveré. El gobierno dijo que evaluará y resolverá. Pero solo creo cuando tengo algo en la mano”, precisó Karel.
La medida, sin embargo, está lejos de ser una solución a corto plazo. Primero, por tiempo de espera: cada solicitud demora aproximadamente dos años en ser emitida por el Ministerio de Justicia. Luego, por la falta de información: la carpeta tampoco sigue la situación específica de los profesionales desde que se rompió el acuerdo.
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