LA HABANA, Cuba, 1 de julio (Moisés Leonardo Rodríguez, 173.203.82.38) -Miguel F. arreaba sobre su caballo a sus más de cien reses hacia los establos por la amenaza de lluvia, cuando un rayo los mató a el y su bestia en la tarde del 22 de junio.
Poco después de notificar su muerte algunos vecinos de la zona rural en que ocurrió el hecho, cercana al poblado de Quiebra Hacha, el cadáver de Miguel fue trasladado hacia el departamento de medicina legal, en San Antonio de los Baños, provincia Artemisa.
Cuando algunos familiares fueron al lugar del accidente para recoger el caballo del difunto, se encontraron con que el animal había sido descuartizado y solo quedaba la osamenta. El sacrificio y robo de la carne del caballo ha indignado a muchos de los residentes de los alrededores y otros de zonas lejanas que han conocido el incidente.
“La gente tiene que vivir, pero hay límites, como la muerte de un ser humano y el dolor de las personas allegadas, que se deben respetar”, dijo Jorge Martínez, de 63 años, residente de Quiebra Hacha y amigo del fallecido.