MADRID, España.- En la reciente reunión del Consejo de Ministros de Cuba se presentó un conjunto de medidas económicas que replican estrategias fallidas anteriormente. La viceministra primera de Economía y Planificación, Mildrey Granadillo, habló de unas acciones que, según ella, “buscan corregir desequilibrios macroeconómicos; incrementar la captación de divisas al país por diferentes vías y conceptos; incentivar la producción nacional, con énfasis en la producción de alimentos; y ordenar el funcionamiento de las formas de gestión no estatal”.
Según indica la prensa oficialista, entre las medidas anunciadas se incluyen ajustes al Plan y Presupuesto de 2024, reducción de partidas presupuestarias para disminuir el déficit fiscal partiendo de las inejecuciones, centralización de la aprobación de presupuestos y concesión de beneficios arancelarios para importaciones.
También anunció una “política de precios única, inclusiva y en igualdad de condiciones para todos los sujetos de la economía, que incluye tanto al sector estatal como al no estatal; se implementarán regulaciones para acotar la ganancia en las compras de productos y pagos de servicios e insumos que realiza el sector estatal al no estatal; habrá que fomentar el encadenamiento y no ceder capacidades productivas; se iniciará el proceso de elaboración del Plan de la Economía y del Presupuesto del Estado para 2025, a partir de la aprobación del Modelo Global y las Directivas de Gobierno concebidos para ese proceso; así como se avanzará en la implementación de un plan de acciones para solucionar los problemas existentes en el proceso de bancarización”.
No obstante, economistas como Pedro Monreal señalan que la estrategia sigue adoleciendo de una falta de autocrítica y transparencia en la formación de precios. Monreal resalta que la economía cubana sufre de una baja capacidad de respuesta de oferta y un enorme déficit fiscal, factores que no se abordan adecuadamente con estas políticas.
La insistencia en políticas de control y planificación centralizada, sin considerar las dinámicas reales de oferta y demanda, ha demostrado ser ineficaz en el pasado, y ha derivado en inflación y escasez. Este enfoque, que históricamente no ha resuelto los problemas estructurales de la economía cubana, sugiere una repetición de errores en lugar de una adaptación a las necesidades actuales del país.
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