SAN José, Costa Rica.- El presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, afirmó hoy que su país no aceptará más cubanos tras afrontar una crisis migratoria de cuatro meses, y pidió a la policía redoblar esfuerzos en la zona fronteriza con Panamá, donde siguen llegando en masa los isleños en su travesía hacia EE.UU.
“El Gobierno de Costa Rica no recibirá más migrantes cubanos (…) la operación está concluida. Hago un llamado a los migrantes que se encuentran en Panamá y quienes vienen de camino desde Ecuador, de que no vengan a Costa Rica, porque no vamos poder atenderles como quisiéramos y como ellos se lo merecen”, afirmó Solís en una rueda de prensa.
Más de 4 800 cubanos en tránsito hacia Estados Unidos que se habían quedado varados a finales del 2015 en Costa Rica, debido al cierre de la frontera de Nicaragua, fueron evacuados hacia México mediante un operativo especial que concluyó el pasado día 15.
Costa Rica entregó visas temporales a 7 802 migrantes cubanos y el 18 de diciembre pasado decidió no dar más de esos documentos porque se había agotado su capacidad para brindar asistencia humanitaria en albergues.
Solís pidió este jueves a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) una reunión con los viceminitros de Relaciones Exteriores y Migración de la región para atender la nueva oleada de cubanos, de los cuales unos 1 000 están varados en Panamá, país que comparte frontera con Costa Rica.
El presidente pidió además a la Fuerza Pública redoblar esfuerzos para evitar que ingresen a territorio costarricense cubanos indocumentados, que en caso de ser interceptados serán deportados, advirtió.
El mandatario de Costa Rica aseguró que la única manera de que acabe la migración cubana “estructural” es que Estados Unidos le ponga fin a la Ley de Ajuste Cubano (1961), que otorga facilidades a los antillanos para tener la residencia estadounidense.
“Esa es una atracción permanente para estas personas. Hay que recordar que este no es un problema del Gobierno de Costa Rica sino que se genera por el deseo de los migrantes de buscar horizontes más promisorios”, dijo Solís.
“Hasta que esas leyes (estadounidenses) no sean modificadas continuaremos teniendo estas circunstancias que desde un punto de vista humanitario significan dolor y riesgo para miles de ciudadanos cubanos”, añadió.
La crisis migratoria comenzó el 15 de noviembre pasado cuando Nicaragua le cerró la frontera a los cubanos, aduciendo riesgos para su soberanía y seguridad,
Panamá y Costa Rica acordaron con México una operación especial para trasladar a los cubanos en vuelos directos a distintas ciudades mexicanas, para que desde allí pudieran cruzar a Estados Unidos.
El pasado martes Costa Rica concluyó con éxito el operativo de salida de 4 818 migrantes, mientras que el pasado 12 de marzo salió de la capital panameña el último vuelo con el que finalizó el traslado de 1 301 isleños.
Los cubanos, cuya mayoría portaba pasaporte, salieron de la isla legalmente por vía área hacia Ecuador, país que hasta el 1 de diciembre no les exigía visa.
Desde el país suramericano se movilizaron por tierra, mar y aire a través Colombia y Panamá, hasta que llegaron a Costa Rica.
Esta oleada de migrantes se produjo por temor a que con las renovadas relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Cuba, el Gobierno estadounidense eliminara la Ley de Ajuste Cubano. ACAN-EFE