MIAMI, Estados Unidos. – Mucho antes de que Cuba tuviese una armada capaz de sobresalir en Grandes Ligas, Rafael Corrales Palmeiro ya desforraba la Rawlings a estacazos. El fornido toletero, forjado en el sistema de talentos de la Mississippi State University, fue una suerte de enlace entre la gran camada de peloteros cubanos de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo y la generación actual.
Considerado por muchos el mejor bateador cubano en la historia de las mayores, Palmeiro nació el 24 de septiembre de 1964 en el barrio habanero de Lawton, cuna del también legendario lanzador Luis Tiant.
Llegó a Estados Unidos junto a sus padres en 1971, aprovechando los famosos vuelos de la libertad. La familia de Palmeiro se estableció de inicio en un barrio puertorriqueño de Miami. Allí, estimulado por su padre, creció jugando al béisbol junto a otros futuros Grandes Ligas como Danny Tartabull, José y Ozzie Canseco, Alex Fernández y Lenny Harris.
Definitivamente, la oportunidad de salir de Cuba cambió la vida de Rafael Palmeiro. Así lo reconoció el propio pelotero en 2005, poco antes de retirarse.
“Tengo entendido que allá a los únicos que se les permite jugar es a los que están de acuerdo con el régimen”, explicó el jugador en alguna ocasión.
Según Palmeiro, sus padres, José y María, abandonaron la Isla hartos de Fidel Castro.
“Dejamos ese país porque mis padres estaban en contra del sistema y vinimos acá en búsqueda de la libertad. No creo que hubiese jugado béisbol allá”.
Sin embargo, la historia fue diferente: Palmeiro creció lejos el comunismo, presto a llenar el vacío de talento cubano en Grandes Ligas.
Cachorros de Chicago (1985-1988)
La carrera de Rafael Palmeiro en Grandes Ligas está marcada por su paso por tres franquicias: Cachorros de Chicago, Vigilantes de Texas y Orioles de Baltimore. El jugador fue firmado por los Cachorros en 1985, cuando apenas tenía 21 años.
Dos años después de su llegada se hizo regular en la alineación, convirtiéndose en un bate de respeto en las mayores. Entre 1987 y 1988, Palmeiro cuajó buenos números, con destaque en su segunda temporada, donde disparó 41 dobles, con promedio de bateo de .307.
Vigilantes de Texas (1989-1993)
La etapa de Palmeiro en los Cachorros fue la más corta en la carrera del jugador. El 5 de diciembre de 1988 fue canjeado a los Vigilantes de Texas junto a Drew Hall y Jammie Moyer por otros seis peloteros. Allí, el cubano comenzó a descollar por su poder al bate, tal y como lo acreditan sus cifras. Especialmente buena fue la campaña de 1992, en la que conectó 37 jonrones, con 105 carreras impulsadas y promedio de bateo de .295.
En sus cinco temporadas con los Vigilantes, Palmeiro siempre superó los 150 hits y las 80 impulsadas, números que lo convirtieron en uno de los peloteros más deseados de la Gran Carpa.
Orioles de Baltimore (1994-1998)
Palmeiro juega con los Orioles de 1994 a 1998, años en los que desplegó todo su potencial, conectando más de 150 hits y 35 jonrones en cada una de las cinco temporadas que jugó.
En la campaña de 1996 Palmeiro empujó la escandalosa cifra de 142 carreras, récord aún vigente para cubanos en Grandes Ligas. Pasó de ser un bateador respetado a uno de los remolcadores más temidos de las mayores, enlazando otras cuatro temporadas (1995, 1996, 1997, 1998) con más de 100 impulsadas.
En Baltimore, Palmeiro compartió vestuario con otros grandes peloteros latinos, como Leo Gómez, Armando Benítez, Manny Alexander, Bobby Bonilla, Sherman Obando, César Devarez, Roberto Alomar, Luis Polonia, Nerio Rodríguez, Gerónimo Berroa, Mel Rosario, Jesús Tavárez y Willie Otáñez.
Vigilantes de Texas (1999-2003)
En el cenit de su carrera, Rafael Palmeiro regresa a los Vigilantes de Texas, donde firma otras cinco grandes temporadas, con números poco vistos para un cubano en la Gran Carpa. El slugger conectó 38 o más jonrones de 1999 a 2003, estableciendo entonces un récord de más cuadrangulares para un cubano en una campaña, con 47, cota que estuvo en su poder hasta el pasado año. En ese período, Palmeiro se mantuvo siendo un notable impulsor de carreras, superando con amplitud los 100 remolques por año.
Orioles de Baltimore (2004-2005)
El toletero cubano cerró su ciclo en las mayores con el segundo regreso de su carrera, esta vez a Baltimore. Fueron dos temporadas discretas (2004 y 2005) en las que el jugador se fue apagando, acechado por el escándalo de uso de esteroides en que se vio involucrado.
Polémica
Tras conseguir 569 cuadrangulares y 3 020 hits en sus 20 temporadas en Grandes Ligas, Palmeiro parecía encaminado al Salón de la Fama. Sin embargo, los esteroides lo sacaron de juego.
Una semana después de haber alcanzado los 3 000 hits, Palmeiro dio positivo por uso de sustancias prohibidas. El jugador reconoció ante el Congreso de Estados Unidos haber empleado una inyección con una vitamina contaminada, pero negó haber utilizado esteroides de forma premeditada.
El escándalo acabó con la carrera del jugador.
Años después, en 2010, Palmeiro volvió a asegurar a la revista estadounidense Sports Illustrated que nunca había consumido sustancias prohibidas durante su carrera profesional.
“Yo dije la verdad en ese momento, y estoy diciendo la verdad ahora… No tengo más nada que decir. Nunca consumí esteroides. No voy a convencer a la gente que cree que usé esteroides de manera intencional. Pero espero que los votantes sabrán juzgar en forma justa y no se dejen llevar por un error”, declaró Palmeiro al medio estadounidense.
Por muchos años, Palmeiro vivió esperando que los votantes del Salón de Fama Espero perdonaran su error y lo incluyeran en el selecto grupo de leyendas del béisbol. Sin embargo, el veto al cubano se mantiene hasta la actualidad.
Legado
Rafael Palmeiro participó en un total de 2 831 partidos, siendo cuatro veces All-Star. Superó las 100 impulsadas en 10 de sus 20 temporadas en Grandes Ligas, para un total de 1 835 en toda su carrera, cifra que lo ubica en el puesto 14 entre los mayores remolcadores de la historia.
Es el pelotero cubano con mayor cantidad de jonrones en cualquier liga del mundo (569), superando en la lista a Orestes Kindelán (487), José Canseco (462), Lázaro Junco (405) y Omar Linares (404).
Su rendimiento lo llevó a convertirse en su momento en el cuarto pelotero en la historia en conectar más de 500 jonrones y 3 000 indiscutibles, junto a Willie Mays, Hank Aaron y Eddie Murray.
A ese selecto grupo se unirían después los míticos Alex Rodríguez y Albert Pujols, este último todavía en activo.
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