VILLA CLARA, Cuba. – “Hay tanta gente sin dinero, pero con amor//Hay tanta gente que no tiene para taparse, pero con la Luna suele cobijarse// Hay tanta gente que no tienen pa’ llenarse, pero por dinero no van a separarse”. Estos versos, a ritmo de reggae, pertenecen al artista independiente Sandor Pérez Pita, conocido en el mundo rastafari como Rassandino. Esta canción (Gente sin dinero) junto al resto de sus composiciones, narran una Cuba adolorida, sin filtros ni consignas, la que cada día ve, siente y se niega a apartar de su arte.
Interpretar esta letra a plena luz del día, mientras grababa un video clip, le valió la detención de la Policía, que le exigió un permiso que obviamente no poseía. Esta ha sido una de las tantas ocasiones donde el actual integrante de Estudiantes sin semilla, una agrupación de hip hop-reggae cubana, fuera acosado por su obra, reflejo musical de los actuales dilemas de la Isla, sumida en una inagotable crisis.
-¿Cómo nace “Estudiante sin semilla”?
La agrupación comenzó en el municipio de Alamar, en La Habana, en el 2005. Yasiel y yo conocimos a Carlos Cantero, que era uno de los exponentes pioneros de rap en Cuba, pero al que gustaba, al igual que a nosotros, la música reggae. Su agrupación se había separado luego de un viaje a Estados Unidos. Solíamos reunirnos en su casa a escuchar reggae y rap y a dialogar sobre la historia negra y su lucha por la afro-independencia. Así fue que un día decidimos hacer algo juntos y empezó el viaje.
– ¿Qué pretendes con tu música?
Persigo hacer música hip hop-reggae consciente y espiritual con un estilo propio, que levante la voz rastafari en Cuba. Desearía que el género tuviera un espacio y difusión masiva, reconocido en Cuba con la creación de festivales e intercambios culturales con otros músicos foráneos de dicho género y la creación de una plataforma comercial para los artistas que lo representan.
La cultura rastafari germinó a inicios de los años 30 del siglo pasado en Jamaica y “fundamentalmente podría ser descrita como una cultura de resistencia arraigada en manifestaciones espirituales con una visión africanizante”, al decir de Alberto Romero Contreras en el artículo “La Cultura rastafari y sus principales manifestaciones identitarias”.
Sandor, como orgulloso rasta criollo, lleva unos dreadlock largos y anchos. Una barba que cubre casi todo su rostro. Para él, “ser un rastafari en Cuba es una tarea espiritual y muy educativa, de mucha perseverancia y fe en que las raíces romperán el cemento, ya que este sistema no promueve nada sobre rasta y la sociedad tiene gran desconocimiento sobre esta cultura”.
– ¿Cuál es la imagen que se tiene en Cuba de los rastafaris?
Solo conocen lo que el sistema ha promovido: los rastas fuman marihuana y, por ende, somos drogadictos, vagos, y que nuestro pelo es falta de higiene personal, distorsionando así toda la verdad sobre nuestra historia y modo de vida natural. Esa manipulación ha sido siempre así en todos los sistemas.
“La lucha de rasta es internacional, aunque en otros lugares se ha ganado terreno, aquí todavía. Apenas estamos comenzando, pues nos ha frenado mucho la dictadura y el racismo que existe en los gobernantes y funcionarios cubanos, quienes dicen que todos somos iguales, pero solo son mentiras”.
-El régimen cubano los ha tildado de “agitadores sociales”, en un intento por desacreditar su música. ¿Cómo los ha intentado frenar la dictadura?
Fuimos citados varias veces a la estación con un seguimiento por parte de la Seguridad del Estado, amenazando también a nuestras familias y a algunos artistas, los cuales nos invitaban a sus espacios, el proceso normal por parte de la dictadura. Unas cuantas veces nos clausuraron conciertos en espacios oficialistas, debido a que la Seguridad pasaba y ordenaba a los organizadores informarnos que no podíamos cantar, sin ninguna justificación convincente, pero ya nosotros sabíamos de qué se trataba.
-Incluso, los excluyeron del concurso de la música alternativa en Cuba que promueve el programa de televisión “Cuerda Viva”. Cuéntanos qué sucedió.
Estábamos nominados al Festival “Cuerda Viva” con tres temas, que estaban en la preferencia del público. De los tres temas quedó uno, pero igual era una buena canción de amor (Búscame). Fuimos a la entrevista en la televisión y a los ensayos para las premiaciones finales. Fue la primera vez creo que el Reggae tenía categoría en las premiaciones, pero nos llamaron también y nos dijeron que no íbamos a participar en la gala. Le dieron el premio a un grupo de Oriente, Sangre de reggae, el cual nadie conocía. Pero igual seguimos la marcha, así funciona el sistema.
Estudiantes sin semilla ha producido dos discos de forma independiente: “Gente sin dinero” (2012) y “Diáspora ilegal” (2015), apuestas personales y musicales por la libertad artística y de expresión. Asimismo, ha colaborado en otros temas y featurings con diferentes músicos. En estos momentos, Rassandino graba su tercer fonograma en solitario con algunas colaboraciones.
– ¿Cuán difícil es hacer música independiente en Cuba ahora mismo?
La música independiente en Cuba el problema que tiene es la falta de mercado y espacios, eso dificulta su promoción, sumándole la censura del sistema. El producto no llega a los seguidores al no tener mercado. También se dificulta la producción de videos, promociones y la grabación en estudios profesionales, donde la calidad es superior.
– ¿Cómo has logrado burlar la censura y hacer llegar tu música a tus seguidores?
Los espacios alternativos e independientes fueron la llave para burlar la censura, también el apoyo de los raperos fue fundamental porque en realidad cantábamos más en los espacios de rap que en los de reggae, primero porque eran escasos y segundo, el miedo a nuestro mensaje empezó a enraizarse en los supuestos rastas. Nadie quería perder su espacio o sus ‘frijoles’, como se dice en la calle.
– ¿Cómo se alzó “Estudiantes sin Semilla” en contra del Decreto 349 en Cuba?
Mi voz fue igual que la de los otros artistas, ya que también me afecta ese Decreto 349. Todos los que dimos el paso al frente hemos sufrido y padecido la censura de este sistema.
“Con esa ley quedaríamos fuera completamente y sin ninguna protección. Al sistema no le interesa el Reggae y mucho menos la cultura rastafari. Por eso, el espacio independiente es lo que nos queda para sobrevivir y poder desarrollarnos con fe, ahora y en el futuro”.
“Creo que ganamos una batalla, pero no la guerra en cuanto al Decreto 349. El sistema estará acechando, como siempre hace, porque el arte contestatario en Cuba no conviene, este sistema fue construido sobre la mentira y así lo mantienen y venden. Esa cara al mundo que somos una sociedad democrática y con derechos humanos y no es así”.
– ¿Cómo valoras el año que concluyó y qué deseas de este 2019?
El 2018 fue un buen tiempo, pues se consolidaron muchas cosas de mi obra y compartí la experiencia cultural y espiritual con varios artistas de dentro y fuera de Cuba, creciendo como artista y ser humano. Para el 2019 deseo salud, prosperidad, justicia e igualdad de derechos humanos para el pueblo cubano y que reconozcamos que nosotros somos el pueblo y el poder es nuestro.