MIAMI, Estados Unidos.- “Maní Bormey” es el nombre de un producto elaborado por una pequeña empresa privada, que se vende en los salones VIP de los aeropuertos internacionales “Abel Santamaría”, de Santa Clara, y “Jaime González”, de Cienfuegos. Según el sitio web OnCuba, se trata de la primera marca no estatal de alimentos que comercializa en ese tipo de instalaciones.
La publicación explica que existe un contrato firmado en 2015 entre la estatal Empresa Cubana de Aeropuertos y Servicios Aeroportuarios (ECASA) y Orelvis Bormey, dueño de una mini-industria en la ciudad de Santa Clara y poseedor de una licencia de “cuentapropista”, específicamente de elaborador/vendedor de alimentos. Según declaró Bormey a OnCuba, la experiencia de vender su maní en los aeropuertos ha sido “magnífica”.
Actualmente, “Maní Bormey” opera en los aeropuertos internacionales de Santa Clara y Cienfuegos, aunque es previsible que también comience a comercializar en el de Cayo Coco, según autoridades. Las terminales aéreas donde vende reciben vuelos de EE.UU., Canadá, Europa y México. Unas 1600 personas pasan cada semana por el salón VIP de la “Abel Santamaría” y, según asegura la especialista en actividad comercial de esa terminal, Surelys Pino Bravo, “todo maní que se pone ahí, se agota”.
Pero Orelvis Bormey no es el vendedor típico de maní, un alimento muy consumido en Cuba debido a su bajo costo y facilidad de producción. Se trata del propietario de un negocio que posee una marca registrada e incluso su propio sitio web y página en Facebook. Según declara el fundador del sello en su página de internet, utilizó “herramientas profesionales y aprovechar las oportunidades que tiene la «apertura» y las que existen en las instituciones para desarrollar una empresa”.
La actividad de este emprendedor ya ha sido motivo de publicaciones en otros sitios. Su producto fue distinguido en 2014 con el premio de la Oficina Cubana de la Propiedad Industrial a la Creatividad y la Innovación Tecnológica en la categoría de Signos Distintivos.
Por su parte, Bormey “lamenta las trabas que persisten para el despegue de iniciativas como la suya”, y declara que “hoy las condiciones de los trabajadores por cuenta propia nos llevan a limitar la fuerza de trabajo, los medios para la adquisición de materias primas y los insumos provocan que uno no pueda abarcar muchos mercados”.
El sector privado en Cuba ha experimentado un crecimiento en los últimos años. Sin embargo aún no existe un mercado mayorista para su desarrollo y los “cuentapropistas” están imposibilitados de importar sus productos. Según muchos de ellos, el sistema tributario es excesivo y el Estado aún centraliza demasiado la actividad económica.