MADRID, España.- Recientemente nos referimos a una de las seis reservas de la Biósfera con que cuenta Cuba hasta el presente: las cuchillas del Toa, en el oriente del país. Hoy nos referimos, precisamente, a la primera declarada en la Isla por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como reserva de la Biósfera: la Sierra del Rosario.
Ubicada en la zona occidental de Cuba, en la cordillera de Guaniguanico, la Sierra del Rosario se extiende principalmente por la provincia de Artemisa y constituye la altura de superior elevación del poniente insular, llamada el Pan de Guajaibón.
Declarada Reserva de la Biósfera en febrero de 1985 y Premio Nacional de Medio Ambiente en 2001, la vegetación de este sistema montañoso es muy variada; predominan pinares y bosques tropicales con altos árboles. Se destaca la palma corcho, considerada un fósil viviente, en empinadas pendientes de los mogotes.
Son apreciables, además, diversidad de rocas, como las serpentinas y las calizas duras, especies de aves como la chillona y el tocororo. Entre los reptiles se han resaltado el lagarto de río, exclusivo del área y en peligro de extinción, y el majá de Santa María. De los mamíferos hay jutías, murciélagos y hurones.
En la primera mitad del siglo XIX la Sierra del Rosario se convirtió en una de las zonas cafetaleras más prósperas de Cuba; el cafetal Buenavista ha sido de interés del turismo tanto nacional como internacional, junto con la comunidad Las Terrazas, declarada Monumento Nacional en la categoría de Paisaje Cultural y que, entre otros atractivos, dispone de los Baños del río San Juan y de la Casa Museo Polo Montañez, último lugar de morada del famoso cantante, fallecido en 2002 en un accidente de tránsito.
Otro sitio de recurrente visita es el Jardín Botánico Orquideario de Soroa, al oeste de la Sierra, único de su tipo en Cuba, el cual alberga cientos de especies de orquídeas autóctonas y de otras partes del mundo.