MIAMI, Estados Unidos. – Una licenciada en Terapia Física y Rehabilitación de Santiago de Cuba denunció ante la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) las violaciones y malos manejos que se esconden tras la conformación de las misiones médicas cubanas al extranjero.
Su nombre es Virginia de la Caridad Fernández Palma y labora en el policlínico Carlos J. Finlay, de la cabecera provincial. Lleva años intentando formar parte de una brigada médica, pero nunca ha logrado ser reconocida.
En conversación con el Coordinador General de la Unión Patriótica de Cuba, José Daniel Ferrer, la mujer desveló algunos de los secretos que se esconden en la conformación de las misiones.
Fernández Palma aseguró que en varias ocasiones ha sido sustituida por profesionales que, supuestamente, pagan al personal encargado de conformar la brigada para ser incluidos.
“Hace más de siete u ocho años estoy pasando por este proceso. He reclamado a todas las entidades y nadie me da una respuesta específica. He escrito más de 27 cartas al primer secretario (del Partido Comunista en Santiago de Cuba), Lázaro Expósito, y no me ha dicho nada. Por último, fui ayer y me dijo que hiciera lo que me diera la gana”, explicó la terapista.
Sus infructuosos esfuerzos por acceder a Expósito Canto no fueron del agrado de la dirigente de la salud en la provincia María Caridad de la Cruz Castro, quien le pidió cuentas durante una audiencia privada.
Virginia de la Caridad Fernández Palma llegó incluso a ser incluida una misión a Venezuela en 2017. Tenía los permisos requeridos y había firmado el contrato de colaboración, pero a última hora no la dejaron tomar el vuelo.
En su búsqueda por ser incluida en misiones al extranjero, la especialista dice también haber sufrido racismo. En ese sentido, relató a Ferrer un episodio sufrido ante una licenciada que arremetió sin pudor contra ella.
“Una negra no puede salir a cumplir misión y menos sin dinero para pagar”, le dijo.
Pese a que el régimen de la Isla apenas paga a los médicos cubanos una cuarta parte de lo que recibe por las misiones de salud, Fernández Palma necesita de ese ingreso para poder arreglar su hogar.
“Las condiciones de mi casa son pésimas. Tengo una niña de 11 años y mi casa está apuntalada, tengo una difícil situación, y con el poco dinero que recibiría podría reparar la vivienda”.
En los últimos años, relatores y funcionarios de la Organización de Naciones Unidas han pedido a las entidades competentes revisar las denuncias de violaciones a los derechos de los médicos cubanos que laboran en misiones internacionales.
Gobiernos de varios países, entre ellos Estados Unidos, han denunciado que La Habana somete a los profesionales de la salud a un régimen de trata de personas, que incluye represalias adicionales para aquellos que decidan abandonar las brigadas, como la prohibición de entrada al país por ocho años y el chantaje a familiares de los llamados “desertores”.
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