AREQUIPA, Perú. – La Quinta Avenida es una de las arterias principales de la capital cubana. Ubicada en la zona de Miramar y construida en la primera mitad del siglo XX, la vía fue conocida en un inicio como Avenida de las Américas.
Actualmente se extiende desde el túnel que la conecta con la calle Calzada, en El Vedado, hasta el río San Ana, en la localidad de Santa Fe. Su construcción resultó decisiva para el fomento del reparto Miramar, del Country Club Park, y del otrora reparto Playa de Marianao.
La burguesía habanera dejó progresivamente lugares como el Paseo del Prado, en el casco histórico, y construyó sus mansiones y palacetes más al oeste. El reasentamiento llegó a traspasar la barrera natural del río Almendares y alcanzó Miramar con el uso primero de un puente, y más tarde de dos túneles viales.
En el diseño de la vistosa vía cubana intervino el arquitecto estadounidense John F. Duncan ―autor del monumento al presidente Grant, en Estados Unidos― junto al arquitecto cubano Leonardo Morales, graduado de la Universidad de Columbia en 1904.
La influencia occidental de estos profesionales dio como resultado que Miramar tuviera manzanas rectangulares de 100 x 200 metros, muy parecidas a la urbanística de ciudades como Manhattan.
Pese a su paseo central arbolado, la Quinta Avenida no es una vía homogénea. Cambia por trechos según su arquitectura y época de construcción.
Entre sus atracciones más llamativas destacó en un comienzo la Fuente de las Américas y tiempo después el reloj, que es símbolo del municipio de Playa. A la altura de la calle 42 se emplazó también La Copa, escultura que da nombre a la zona, y que fue donada por Carlos Miguel de Céspedes en sus días de ministro de Obras Públicas del gobierno de Gerardo Machado.
Además, dentro del perímetro de la Quinta Avenida se instaló el Coney Island Park (hoy Isla del Coco), uno de los primeros parques temáticos de Cuba y América, así como la Iglesia Jesús de Miramar, el mayor templo católico del país.
Otro de los atractivos más extraordinarios de la avenida es la sucesión de sedes diplomáticas del mundo entero que pueden avistarse hoy cuando se recorre, lo que le ha ganado el calificativo de Avenida de las Embajadas.