MIAMI, Estados Unidos.- Cerca de seis meses después de haber sido condenados por violación agravada, la vida de los cinco deportistas cubanos declarados culpables por un tribunal de Finlandia es reflejada por el diario italiano Gazetta dello Sport.
El terrible hecho por el que se les condenó ocurrió el pasado 20 de septiembre, cuando cinco jugadores de la selección de voleibol de Cuba que habían viajado a Finlandia para batirse en la fase final de la Liga Mundial forzaron a una residente local a tener relaciones sexuales con todos ellos.
La víctima describió que su tormento duró una hora y media, durante la cual no paró de gritar. Su testimonio y pruebas de ADN incriminaron a los deportistas caribeños.
Los agresores fueron Luis Tomás Sosa Sierra y Osmany Santiago Uriarte Mestre, ambos de 21 años y enviados a la prisión de Turku. El resto del grupo, en el que están Rolando Cepeda Abreu (27 años), Ricardo Norberto Calvo Manzano (20 años) y Abraham Alfonso Gavilán (21) a la de Kylmäkoski, esta última cerca de Tampere, la ciudad donde se cometió el crimen.
De acuerdo a la publicación italiana, la sentencia dada a los cubanos fue ejemplarizante debido a una ley dirigida a contra la violencia hacia las mujeres, relacionada con varios casos recientes donde se vieron implicados extranjeros.
Actualmente los cubanos se encuentran aislados en celdas individuales, en las áreas para violadores de las penitenciarías donde cumplen condena. Han recibido visitas del embajador y del presidente de la Federación Nacional de Voleibol de Cuba.
Tienen previsto realizar una apelación el próximo 16 de mayo, durante la cual sus abogados tratarán de reducir o anular su condena. De todo el grupo, el único que recibió sentencia de tres años fue Luis Sosa. El resto deberá cumplir cinco años de cárcel.
El capitán del equipo, Cepeda, dijo al medio italiano que se arrepiente de haber tirado por la borda la clasificación de Cuba a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro debido a “una ligereza absurda”. Alega que el proceso en contra de los cubanos transcurrió en un ambiente hostil donde había prejuicios por cuestiones de raza y de nacionalidad, así como por sus condiciones de deportistas.
De acuerdo a Cepeda, su familia debe viajar a Moscú para comunicarse con él vía Skype ya que en la isla caribeña no tienen esa posibilidad. Todo su día, dice, vale la hora en la que puede cocinar comida cubana, de 12:00 p.m. a 1:00 p.m.
“Nos confiamos y lo arruinamos todo en una noche”, lamenta Cepeda, para quien “los cubanos somos demasiado instintivos, y a veces las cosas fáciles nos cuestan caras”.
El rematador Uriarte también menciona lo de la supuesta “actitud hostil”, y relata que en la cárcel “Nos consideran los peores criminales, tenemos que ducharnos afuera en el frío y con la puerta abierta. Hace un mes que no tengo dinero para llamar por teléfono, el embajador no nos puede dar nada. Es una experiencia horrible, la falta de libertad. También extraño a mi madre: me hice tatuar ‘El amor de una madre es el único que dura para siempre’”.
Uriarte fue quien llevó a la mujer a la habitación. “Fui el primero en conocerla. No creí que nos estuviéramos arruinando la vida y la carrera. Ella me dijo que le gustaban los tipos deportistas, altos y de color. Ha sido muy duro para mí; volví a ver el cielo después de 7 meses; no podía pasar bocado. Sólo he estado viendo películas; música no, porque sólo dejan pasar discos originales y en Cuba toda la música es pirateada”, cuenta.
“Ha sido puro teatro lo que ha sucedido”, dice por su parte Luis Sosa. “yo no tuve relaciones sexuales con esa mujer. ‘Esperamos que la apelación aborde el caso desde otro punto de vista’, nos escribió Pimienta, nuestro ex entrenador. No tengo fuerzas para ver voleibol en la televisión. Ahora debería estar en Argentina, no en esta celda”.
En tanto, Calvo, con sus 20 años recién cumplidos, recurre a sus orishas. “Todos los días les pido que me ayuden a sobrevivir”, relata. Para él, quienes los juzgaron estaban prejuiciados.
“Estábamos nerviosos” en la audiencia, confiesa Gavilán. “Tal vez habíamos dado una imagen de gente alborotadora y también cometimos errores allí. Ella se reía de nosotros. Nos ha arruinado para siempre”.
La víctima de la violación testificó a favor de Dariel Albo, un sexto acusado que fue absuelto por el tribunal.
Del resto del grupo, tres admitieron haber mantenido relaciones sexuales con la mujer, aunque alegaron que había sido con el consentimiento de ella.