LA HABANA, Cuba, 25 de febrero de 2013, Augusto César San Martín Albistur/ 173.203.82.38.- El pasado domingo 24 cerró la XXII Feria Internacional del Libro de La Habana, desarrollada en la Fortaleza San Carlos de la Cabaña y otras sedes en la ciudad. El certamen estuvo dedicado a los escritores Pedro Pablo Rodríguez y Daniel Chavarría; como país invitado tuvo a la República de Angola y la participación de unos 200 escritores de 32 países.
Las jornadas convirtieron la Feria en puntos de encuentros de artistas y creadores. En las presentaciones y conversatorios que se desarrollaron durante la semana, se promovió el debate, en ocasiones polémico y crítico hacia las políticas culturales del país.
La presentación del libro Buscando a Caín, de los autores Juan Carlos Velazco y Elizabeth Mirabal, visualizó la necesidad de investigar la literatura de los años 60, aspecto que recalcó la escritora Graziella Pogolotti durante la presentación del libro. El ensayo sobre Guillermo Cabrera Infante, a decir de sus autores, recibió críticas oficialistas durante la etapa investigativa.
Las presentaciones también estuvieron marcadas por la carencia de teoría en las políticas comerciales y de cultura. Existieron además puntos de concordancia sobre los límites de la cultura cubana. En este sentido, Leonardo Padura y Roberto Zurbano propusieron indistintamente el otorgamiento de premios a los artistas que han emigrado.
Otros puntos de consenso en las diferentes presentaciones fueron la marginación y el racismo. El tema resaltó en la última jornada con la presentación del libro Rastafarismo en La Habana, de la autora Marialina García Ramos. El texto trata de acercar las políticas culturales del país a un asunto tergiversado que irrumpe por la necesidad reivindicativa de la juventud negra y mestiza.
En opinión del público consultado, la Feria tuvo más interés gastronómico y de paseo que el encuentro con el mundo literario. Las largas colas en los estanquillos y túneles de la Fortaleza de la Cabaña desmotivaban la compra de los libros. Los ejemplares más vendidos fueron los dedicados a los niños. Los libros didácticos y de narrativa infantil ocuparon la mayor parte de las búsquedas de todos los visitantes de la Feria.
A pesar de que en los debates se reconoció la subvención de más del 80% de los libros en Cuba, el público asistente expresó quejas sobre volúmenes que alcanzan precios por encima de los 10 dólares.
La venta de comida fue, a consideración del público, una atracción excesiva dentro de la Feria. Muchos de los visitantes consideraron que los asistentes acudían a la sede principal como sitio de paseo y compra de alimentos, no para cumplir el objetivo de la Feria.
Después de culminar este domingo en la sala Nicolás Guillen de la Fortaleza de la Cabaña, la primera jornada de la XXII Feria Internacional del Libro Cuba 2013, el evento pasará su programa a diferentes provincias del país. Comenzará por Pinar del Rio y se extenderá hacia la zona oriental a partir del 6 marzo para concluir el 10 del mismo mes en Santiago de Cuba.