NUEVA YORK, Estados Unidos. – “Se siente en el aire un compás de espera”, dice Marta desde Caracas “y hay nuevas ilusiones de que nuestra larga pesadilla pueda tener un final positivo para los venezolanos”.
Pese a los problemas de comunicación, desde Venezuela se reciben escritos donde se manifiesta, ahora más que nunca, el deseo de que se llegue a un cambio en el nefasto gobierno de Nicolás Maduro.
El dictador se ha replegado y, desafiante, sigue su tarea de exterminio del pueblo venezolano, cortando la procura de alimentos con precios escandalosos y con la falta de medicinas. Mientras tanto, los apagones llegaron para quedarse.
El licenciado venezolano Luis Manuel Aguana especifica que Juan Guaidó tiene, después del fallido intento del 30 de abril, la obligación de “separarse definitivamente de factores indeseables y actuar independientemente”. Y agrega: “en junio del año pasado, un grupo de venezolanos comprometidos, entre los cuales tuve el honor de participar, introdujimos una solicitud ante el TSJ legítimo para que este Alto Tribunal procediera a la designación de un Consejo de Gobierno de Emergencia Nacional, con el objeto del restablecer el orden constitucional y democrático en Venezuela.
Esa solicitud obedeció a que en ese momento era absolutamente necesario, como lo sigue siendo ahora, que Venezuela contara con un liderazgo sobre el que descansara la conducción de la oposición venezolana, habida cuenta de la omisión escandalosa de la Asamblea Nacional de designar un gobierno legítimo. Así como la nuestra, se sumaron otras solicitudes similares de venezolanos desde dentro y fuera del país.
Sobre la crisis en Venezuela el periodista Humberto Seijas comenta: “las ineptitudes y latrocinios le han causado a Venezuela un daño como nunca antes se ha visto aquí. El noventa por ciento de la población vive en la pobreza y carencia más absolutas; la escasez de alimentos y medicinas hace la situación desesperada para todos, incluido ese grupo que alguna vez llegó a ser clase media. En razón de eso —más que por la opresión política, que influye muchísimo también—, según las Naciones Unidas, casi tres millones y medio de paisanos nuestros se han visto en la necesidad de huir del país.
Un país que se caracterizó, desde el mismo siglo XVI, por lo contrario: por recibir con cortesía y generosidad a los extranjeros que quisieron (o tuvieron la necesidad de) residir entre nosotros. Y todo por imponer entre nosotros, a juro, una ideología que nos es ajena, que ha fracasado en todos los países que la han ensayado; lo hacen solo por complacer a sus amos cubanos, que son los que mandan por sobre el régimen.
Esta es una crisis fabricada con maldad y que está matando a los venezolanos ex profeso por unos senescales deseosos de congraciarse con sus mandantes. Unos que han demostrado su incapacidad absoluta para hacer crecer la isla y su gente; que solo se mantienen en el mando por la opresión de los suyos y el chuleo de cuanta potencia se deje chupar la sangre por esos vampiros.
Luego de “chupársela” por veinte años al chavismo, ya están listos para seguir con parasitando en México. Espero que llegue pronto el día en que podamos cantar: “Y aquí termina señores, para su bien o su mal, este gobierno que ha conocido la historia. Quedará en la memoria el relato, más o menos, de todos los animales que para aliviar sus males hicieron este gobierno”. Lean bien: SUS males; esos fueron los únicos que se aliviaron. ¡Y cómo!…
El licenciado José Luis Zambrano dice estar a la espera de la llamada crucial. “Nos hemos cansado de impugnar y rebatir las acciones controversiales del régimen. Cuando deben bajar sus ofensas por estar en el ojo de la polémica, toman las decisiones más enigmáticas. Abren fuego contra los reglamentos y los estándares lógicos de un país racional. Por supuesto, el mundo entero sabe con conciencia en orden que en Venezuela se esfumó hace mucho el Estado de Derecho y las normas se vuelven excusas para las fechorías.
La aprehensión del vicepresidente de la Asamblea Nacional, Édgar Zambrano, no solo se erige como un acto indigno, ilegal y atroz, sino que deja en claro que dan vueltas en círculos, buscando a los cercanos antes de llegar a Guaidó.
No se han atrevido a sabiendas que encarcelar a este nuevo líder revestiría una condena de las más de 50 naciones que lo consideran el presidente verdadero, además de que se pulsaría inmediatamente el botón enfebrecido de la irrupción militar internacional. Las bocanadas de injusticia de la dictadura no sorprenden. Siempre dejan el mal sabor de aliarse con la inconciencia y de parecerse del todo a una burla circense. Montan su espectáculo deplorable y meten como calzador sus leyes en desorden. Hoy, a todo trapo, tratan de luchar por no vestirse de presidiarios. Y desdigo a quienes, impávidos, creen que la lucha se disminuye, que la presión continúa y cada vez conocemos más de la intrincada combinación para abrir la caja de las libertades.
EEUU
Analiza Zambrano: Desde el pasado 30 de abril los contactos de los Estados Unidos con los militares venezolanos han aumentado. También la nación norteña ha lanzado amenazas estrepitosas para cualquier compañía local o extranjera, que haga negocios con sectores de defensa y seguridad de Venezuela, pues serán objeto de sanciones. Igualmente han enseñado los dientes contra 25 magistrados del Tribunal Supremo de Justicia.
Cada movimiento que efectúen los malhechores de la tiranía venezolana recibirá una dosis de presión y atosigamiento norteamericano. Por eso, el quitarles la inmunidad parlamentaria a 10 diputados e iniciar una persecución de “gato caza ratón” deja en claro al planeta que el apego de Maduro a las leyes es inexistente. Veo con desazón cómo los legisladores se esconden por temor a ser rastreados por esta perversidad gubernamental. Les allanan sus viviendas y los señalan de conspiradores.
Es una lucha intestina de estos hombres de bien por no desvanecerse ante la opinión pública y cumplir con este momento determinante para la historia del país. Los ciudadanos quieren que la resolución definitiva pase por las armas. La desconfianza es creciente, pues en Miraflores se atrinchera una banda de sanguinarios. La última encuesta de Meganálisis reveló que 89,7 porciento de los venezolanos aspiran una ayuda militar y no creen en ningún tipo de diálogo, pues estiman que viven un genocidio por la carencia de alimentos, medicinas y libertades. Un tuit nos llenó de asombro, esperanza y comprimió un tanto las emociones hasta de los más incrédulos.
Comando Sur
Edgar Zambrano señala que “el jefe del Comando Sur manifestó hallarse a la espera de la invitación de Guaidó para dar apoyo a la restauración del orden constitucional en Venezuela. Utilizó las redes sociales con conocimiento de causa, pues es la mejor vía en estos tiempos, para llevar su anuncio espectacular. Craig Faller redactó su mensaje en dos idiomas. Con un inglés preciso y un español si faltas ortográficas, sentenció: ‘¡Estamos listos!’. Tampoco descartó su apoyo a aquellos líderes de la Fuerza Armada venezolana que tomen la decisión correcta. El presidente interino está muy claro de esta alternativa concluyente. Lo ha esbozado casi entre dientes y con el valor dominante de saber lo que hace. Este proceso tiene sus plazos. Muchos se han adelantado y otros, por falta de humanismo y buenos modos del régimen, se han rezagado”.
Ya los países empiezan a comprender que no se puede esperar compasión de los despiadados. Sin mediar mucho y con el pensamiento proyectado en el futuro, el pasado fin de semana nos comunicó que había ordenado a Carlos Vecchio reunirse con el Comando Sur para coordinar la cooperación internacional. Guaidó no sufre de despistes. Sus palabras tienen algo de mansedumbre y confianza. No lo perturban ni lo sacan de su concentración decisiva las maldades y opresiones de la usurpación. Ha dicho con una visión clara que “tenemos el apoyo del mundo.
La dictadura está en su peor momento, llena de desconfianza, traición y conspiración”.
Imaginé a Guaidó con los mismos juicios para su llamado, así como ve el comisionado Gordon al teléfono rojo para convocar a Batman. Esta vez la llamada tendrá cobro internacional y no requerirá de justicieros enmascarados. A pesar de apretujar con sanciones, obstáculos financieros e incomodidades políticas las gestiones del régimen, resulta ya probable que se tomen decisiones bélicas para sacar a estos retorcidos de poder.