LA HABANA, Cuba –- Uno de los problemas que más afecta a los cubanos es el maltrato que recibe en los establecimientos estatales. Uno de los sectores más afectados por esta chusmería organizada es el de la gastronomía.
“Parece que esta gente desconoce el poder de una palabra amable, una gentileza o un simple gesto fraternal”–asegura Marcos Antonio Burunate Borroto, un joven cuentapropista de 37 años de edad vecino de Calzada de Buenos Aires No.9, esquina Alejandro Ramírez, municipio Cerro, La Habana.
Burunate Borroto posee, desde hace 2 años, un negocio de Venta de Alimentos Ligeros, y más recientemente –mediante un contrato con la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba–, ofrece servicio de venta de tarjetas recargables, tarjetas propias y cobro de mensualidades al servicio de teléfonos fijos, como Agente de Telecomunicaciones.
Según la experiencia de este joven cuentapropista, “si se quiere ofrecer un servicio de calidad en las ofertas gastronómicas y otros servicios públicos hay que tener en cuenta las necesidades afectivas de los consumidores, porque la amabilidad, el respeto y el comportamiento afectuoso contribuyen, por una parte, a fomentar las relaciones fraternales, y por otra motiva al consumidor a preferir tu establecimiento, lo que se traduce en mayores ingresos económicos”.
“Las personas necesitan que los traten bien –-explica Marcos–. Hay mucha frustración y parece que la única salida que la gente encuentra para desahogar su furia son las conductas violentas; por eso hay que buscar alternativas que generen respuestas más humanas”.
Por su parte, Guillermo Hernández Naya, otro joven cuentapropista, de 26 años de edad, que trabaja como Comprador-Vendedor de Discos CD y DVD grabados con música, videos musicales, novelas, películas, documentales y otros audiovisuales para adultos y niños se mostró convencido de los beneficios que produce el trato cordial.
“Yo llevo tres años vendiendo discos, y muchas veces tengo que invertir algún tiempo escuchando los problemas cotidianos de los clientes –explica Hernández Naya–; tú sabes, casi los mismos problemas que tenemos todos. Hay momentos que me siento como un sacerdote, pero la verdad es que son muchas las ocasiones en que empiezo escuchando al cliente contándome su problema y termino vendiéndole uno o dos discos”.
Muchos testimonios de trabajadores por cuenta propia coinciden en afirmar, que la necesidad de atraer clientes, y hacer prosperar sus negocios, está mejorando la educación formal y la comunicación en las relaciones interpersonales, y “aunque el origen de estos beneficios tenga más que ver con lo económico que con lo moral, lo cierto es que a partir de estas necesidades se están recuperando costumbres y construyendo hábitos que parecían perdidos para siempre”.