LA HABANA, Cuba. – A finales del pasado mes de enero se publicaron los resultados de la decimotercera Comprobación en la capital, efectuada por la Contraloría General de la República. Se informó que los daños económicos que se detectaron ascienden a más de 142 millones de pesos (Moneda Nacional) y 111 millones de CUC (Peso cubano convertible). Algo similar ocurrió en la provincia de Guantánamo a inicios de febrero, donde se realizó la misma actividad y se anunciaron pérdidas de efectivo por más de 30 millones de pesos.
No obstante, solo se informó de la detección de un presunto hecho delictivo y de corrupción administrativa en la UEB Atención al Hombre, de la Empresa Provincial Constructora de la Administración Local No.6 (ECAL 6), en la que existían faltantes de productos agrícolas.
Lo anterior indica que de un año para otro siguen los mismos problemas en unidades, empresas, organismos, etc., producto de la falta de control. Díaz-Canel se queja de que continúan los robos de combustible, sin embargo, entre los objetivos que tenían las medidas tomadas con los transportistas privados estaba detener la sustracción de gasolina y petróleo, lo que indica que no han sido fructíferas las acciones que se han llevado a cabo.
No hay dudas que estas fugas económicas pueden tipificarse como delitos, pero es imposible hacer de cada una de ellas un hecho delictivo, lo que sí se puede leer -como un buen mensaje, alto y claro- que existe una gran falta de control empresarial; así como dejadez de los que están más arriba
Solo habría que poner como ejemplo las cuentas por cobrar y/o pagar, que se repiten una y otra vez, en particular en el sistema de comercio interior. ¿Y qué hacen al respecto los organismos? Cada vez que hay una reunión sobre la actividad económica en el Consejo de Ministros, salen a colación los miles de millones de pesos que se encuentran congelados en las cuentas por cobrar y pagar.
Pero, ¿cómo van a saber a quién le deben o a quién cobrar, si uno de los principales problemas que tiene el control, está asociado a la falta de documentos, registros primarios y vulnerabilidades en los sistemas automatizados?
Sin embargo, los inventarios se mantienen con altos niveles ociosos y no se hace algo para poder bajarlos, aunque sea con pérdidas significativas, que serán menores que mantener estos medios inmovilizados en los almacenes.
No hay una idea de lo que todo este desorden cuesta a la economía y por ende a la población. Usted puede oír a cualquiera hablar de bajos rendimientos en la caña de azúcar que van a tratar de superar para el año que viene (que puede entenderse el año que nieve), pero todo eso es dinero; y la pregunta es: ¿a quién le interesa? Porque esas pérdidas no se enfocan en el análisis financiero, sino en el incumplimiento de los planes, de las metas.
Y la realidad es que en Cuba se dilapidan los recursos como si fuera un país millonario. Primero que todo está la política y en segundo lugar la represión. ¿Piensa Díaz-Canel que le puede poner freno a una cultura de descontrol con visitas a provincia, ministerios y múltiples reuniones de análisis en el Estado y el Gobierno?
La respuesta es no. Ese es un mal endémico en Cuba, asociado al sistema, que es quién lo engendró y lo mantiene vivo.
Lo que dice la Contralora General de la República al respecto es que: “todavía no se logra el camino que necesita el país y persisten problemas”. Claro que no se logra, pero también, con la continuidad del socialismo, nunca se va a resolver, porque está demostrado por la propia dictadura, que se reproduce, cada vez en mayor escala.
Gladys Bejerano Portela, quien también es vicepresidenta del Consejo de Estado, aún a estas alturas habla de la importancia de la capacitación de los cuadros y la necesidad de que, en cada Empresa, haya un autoanálisis de los problemas. Qué es lo mismo que decir que pierdan el tiempo dándole vueltas a la noria, cuando todo el mundo sabe que el robo se diversifica y además se reparte.
A partir de las auditorías realizadas, se han hecho propuestas de medidas disciplinarias y planes de acciones en las empresas involucradas, que tienen como objetivo “erradicar o disminuir” las deficiencias detectadas.
Y es que para todos es bien conocido que los que cometen estos delitos son trabajadores estatales, en su mayoría dirigentes, militantes del Partido Comunista de Cuba (PCC), de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y personal de confianza, procesado por las correspondientes direcciones y/o departamentos de Cuadros.