GUANTÁNAMO.- En menos de una semana han ocurrido cuatro prolongados apagones en el reparto Pastorita y otras zonas de la ciudad de Guantánamo, algo que ha disparado el temor entre numerosos guantanameros ante la posibilidad de que estemos ante una crisis semejante a la ocurrida durante los años noventa del pasado siglo.
El temor no es infundado. Además de los apagones es evidente el desabastecimiento de los mercados estatales de productos agrícolas e industriales y se aprecian largas colas de vehículos en los puntos de venta de combustible de Cubapetróleo (CUPET). Algunos guantanameros que dependen del transporte estatal para trasladarse a sus centros de trabajo aseguraron a CubaNet que han disminuido los viajes de las rutas de ómnibus citadinas, todo lo cual hace sospechar que la causa —más que el incendio ocurrido en la termoeléctrica de Nuevitas y los problemas técnicos de otras tres, como fue anunciado en la emisión estelar del noticiero nacional de televisión ayer viernes 23 de febrero— es realmente el déficit de combustible debido a la inestable situación política y económica de Venezuela.
La crisis de los años noventa —cuyas repercusiones aún transitan los recuerdos de los cubanos— fue un punto de giro histórico, político y social dentro de nuestra sociedad que aumentó la incesante diáspora nacional, sumió en una profunda crisis de credibilidad al castrismo y potenció actitudes y valoraciones todavía presentes en numerosos ciudadanos.
Excepto para los miembros más significativos del Partido Comunista de Cuba (PCC), las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y el Ministerio del Interior (MININT), así como otros ciudadanos con familiares en el extranjero —que se encargaron de ayudarlos económicamente— el “período especial en tiempos de paz”, como eufemísticamente calificó Fidel Castro a la crisis, fue traumático para la gran mayoría de los cubanos.
El castrismo califica reiteradamente a los gobiernos anteriores a 1959 como entreguistas debido a la penetración del capital extranjero en nuestro país, pero durante tales gobiernos los cubanos jamás sufrieron una crisis semejante a la de los años noventa, el país nunca estuvo tan endeudado como ahora ni fue tan dependiente de otras naciones extranjeras, como sí lo ha sido el castrismo desde 1959, primero de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, luego de Venezuela. Si la economía cubana era tan dependiente de la norteamericana antes de 1959, ¿por qué Cuba estaba entre los países más avanzados de América? ¿Por qué el peso cubano estaba casi a la par del dólar y la deuda externa era insignificante?
¿Qué ocurriría si la inestabilidad venezolana desemboca en la eliminación del chavismo? Esa es la pregunta que hoy se hacen muchos cubanos. Aunque se trata de un cuestionamiento retórico pues la respuesta la sabemos todos.
¿Nueva mentalidad o más de las mismas mentiras?
En medio de estas amenazas de una nueva crisis económica los políticos cubanos, en vez de hacer de la honestidad una línea de conducta constante, continúan aferrados a viejas prácticas que provocan la burla y el descontento popular.
Ejemplo de lo afirmado es lo que está ocurriendo desde el 23 de febrero en el mercado estatal “La Feria El Guararey”, ubicado en el reparto Pastorita de Guantánamo.
Desde ese día comenzó a circular el rumor de que este domingo efectuará una visita “sorpresiva” al lugar el señor José Ramón Machado Ventura, segundo secretario del Comité Central del PCC y vicepresidente del Consejo de Estado, junto con los candidatos a delegados a la Asamblea Provincial del Poder Popular y a diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Por tal razón desde este viernes el mercado está sometido a una maratónica labor de reparación, evidentemente superficial, que incluye pintura, reparación de los bancos e instalación de otros nuevos, así como otras acciones.
Este sábado 24 de febrero el mercado amaneció con varios de sus puntos de venta cerrados para que sus trabajadores se dediquen a las acciones mencionadas y así recibir el domingo 25 al visitante junto con su comitiva, quienes obviamente visitarán un lugar bien diferente al de los días anteriores.
La medida, deshonesta y politiquera, ha provocado el rechazo de numerosos vecinos. Uno de ellos refirió a CubaNet —a condición de que no reveláramos su identidad— que en uno de los puntos de venta estatales vio grandes cantidades de calabaza y pepinos pero el vendedor dijo tajantemente a quienes se habían aglomerado frente al quiosco para comprar, que la orden que recibió fue que tenía que venderlos este domingo.
Otro vecino de probada filiación castrista, también bajo anonimato, nos dijo visiblemente irritado: “¿Acaso no es mejor que la visita sea sorpresiva de verdad para que detecten los problemas? ¡Esto es una falsedad! Mañana domingo, cuando venga Machado todo estará bien, pero apenas se vaya habrá escasez de productos y todo seguirá igual”.
“¿Y por qué no vas al Guararey y se lo dices si tú eres revolucionario y no te va a pasar nada?”, le pregunté. “¡Ni loco!”, me respondió, y se alejó como bola por tronera.
Los romanos hablaban de la necesidad de tener controlada a la plebe con pan y circo, aunque contaban con fuerzas bien entrenadas para reprimirlo.
El castrismo nos oferta un pan de pésima calidad, tiene un fortísimo ejército y una vasta red de chivatos encargados de reprimir al pueblo ante la más mínima muestra de descontento popular. Y continúa ofreciéndonos muchísimo circo. Se trata de una coincidencia de larga data.