ESTADOS UNIDOS.- La Alta Comisionada de la Unión Europea, Federica Mogherini, con cálida sonrisa cubrió nuevamente los propósitos de posicionarse en Cuba, favorecidos ahora por la política aislacionista del presidente Trump.
La Unión Europea (UE) y Raúl Castro conjugan sus intereses en un momento definitorio del futuro político, económico y social de la involucionada Cuba.
Los países miembros de la UE han asido la oportunidad de situarse privilegiadamente en Cuba, antes de tener que competir con Estados Unidos.
Con la política proactiva del presidente Obama y su acogida por la población, el acercamiento iniciado en 2008 y el diálogo para establecer un acuerdo de cooperación, con la promesa de eliminar la Posición Común, la UE fue quedando rezagada.
Los empresarios, sobre todo los españoles, temieron ser desplazados.
Durante decenios habían abierto negocios, sorteando la intricada madeja del ineficiente control estatal, la burocracia, la inseguridad legislativa y financiera. Con la crisis por la pérdida de las subvenciones de la Union Soviética y sus acólitos, algunos miembros de la UE fueron pequeños salvavidas hasta la llegada al poder de Hugo Chávez en Venezuela.
Raúl Castro, al confirmarse como gobernante el 24 de febrero de 2008, prometió apertura económica, empujado por la crisis heredada, la imposibilidad de contar con los petrodólares venezolanos eternamente y no encontrar otros mecenas. Limpiar la imagen internacional del régimen y abrir nuevos espacios eran imprescindibles. Entonces comenzó el acercamiento con la UE, aunque siempre con bravuconería pública.
La regularización de la deuda del gobierno cubano con los miembros del Club de París, entre ellos países de la UE como España y Francia, era una necesidad crucial, sobre todo por el declive sostenido de la liquidez cubana y la necesidad de credibilidad financiera para lograr nuevos créditos. El proceso culminó a fines de 2016 con la condonación de los intereses atrasados desde 1986 y la posibilidad de utilizar los pagos de los adeudos del principal en Cuba mediante inversiones de empresas de los países correspondientes. Esta modalidad se está ejecutando en la construcción y remodelacion de hoteles y se procuran otras esferas de mutuo interés.
El aislamiento beneficia al totalitarismo, pero no puede relegarse la situación represiva mantenida por las autoridades en Cuba. Los relevos en abril próximo deben sentir la preocupación internacional por la apertura participativa de toda la sociedad civil.