![](https://www.cubanet.org/wp-content/uploads/2018/01/ASAMBLEA-1024x655.jpg)
LA HABANA, Cuba.- Este 21 de enero serán nominados los candidatos a delegados a las Asambleas Provinciales y los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular
El proceso electoral cubano, ese desacreditado andamiaje en el que no compiten diversas fuerzas políticas, y donde el punto vista gubernamental es el único con acceso a los medios de difusión, celebra este domingo 21 de enero la que quizás sea su fase más antidemocrática.
Se trata de las reuniones que efectuarán las Asambleas Municipales del Poder Popular con vistas a nominar a los delegados a las Asambleas Provinciales, y también a los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Previamente en cada municipio se había conformado una Comisión de Candidatura encargada de recepcionar las propuestas que, en teoría, partieron de las diferentes organizaciones de masas: Central de Trabajadores de Cuba (CTC), Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y Federación Estudiantil Universitaria (FEU).
Después de recibir las propuestas, las Comisiones de Candidatura hicieron la selección definitiva, que es la que someterán a la consideración de las Asambleas Municipales. Por supuesto que estos delegados municipales deben aprobar la referida selección.
¿Y quiénes son esas personas que las Comisiones han escogido para formar el 50% de las Asambleas Provinciales y Nacional? Pues, ni más ni menos, las “personalidades” que el aparato de poder necesita como miembros del Parlamento. Aquí se incluyen las máximas figuras del Partido Comunista, el Estado y el Gobierno, los principales jefes de las Fuerzas Armadas y el Ministerio de Interior, así como científicos, artistas y otros sectores de la sociedad comprometidos con las autoridades. Vale señalar que nunca, en más de cuatro décadas de institucionalización castrista, las Asambleas Municipales han nominado —y es casi seguro que las Comisiones de Candidatura tampoco hayan seleccionado— a ningún candidato opuesto al gobierno.
Mas, no conformes con el citado mecanismo, los gobernantes cuentan con otros subterfugios que les aseguren que ningún “peje gordo” quede fuera de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
En primer término, no se trata de una elección competitiva, pues cada Asamblea Municipal nomina igual número de candidatos que aquellos que le corresponda elegir al municipio. Es decir, que basta con que cada uno obtenga más del 50% de los votos populares, para que todos sean elegidos.
El día de la votación popular —en este caso el próximo 11 de marzo—, y en caso de que suceda como en ocasiones anteriores, cada elector recibirá una boleta que tendrá en su parte superior un círculo denominado “voto unido”, con el objetivo de que se haga una cruz en ese círculo y el voto sea por todos los candidatos.
Y, como es lógico imaginar, en los días previos a la elección, la radio, la televisión, la prensa escrita y cualquier otro medio que uno pueda imaginar, tratarán de convencer a la población de que el “voto unido” es la única manera de hacer revolución y oponerse al imperialismo.
Los electores solo podrán votar por los candidatos nominados en su municipio. Por tal motivo, un candidato como Raúl Castro, que siempre ha sido nominado por el poco poblado municipio de Segundo Frente, en la provincia de Santiago de Cuba, ha llegado hasta ahora a la Asamblea Nacional, y después a la presidencia del Consejo de Estado con el “visto bueno” de apenas el 0,4% de los electores cubanos.
Y un último detalle. La inmensa mayoría de los miembros de las Comisiones de Candidatura portan en sus bolsillos el carnet del Partido Comunista, lo que echa por tierra el argumento oficialista de que en Cuba el Partido no participa en el proceso electoral.