GUANTÁNAMO, Cuba.- El boletín de Cubadebate del pasado 9 de septiembre publicó dos artículos interesantes. Uno de ellos, escrito por L´Altra Mantova, fue titulado con una frase de Frei Betto: “Prefiero equivocarme con los pequeños que acertar con los grandes”. Más allá del análisis al que incita la frase del teólogo brasileño, me sorprendió que la autora calificara a la señora Rosa Miriam Elizalde ―directora del sitio― como “vaticanista”, un calificativo exagerado, a no ser que la Mantova considere que haber viajado con el Papa Francisco en el avión que lo trasladó a Cuba y los EE.UU baste para endilgarle tal calificativo a Rosa Miriam.
De modo que envié este comentario: “Me maravilla la prodigalidad de nuestros medios para colocar calificativos. Apenas un joven músico forma una banda y logra un éxito y ya es un maestro y aquí leo que Rosa Miriam Elizalde ya es ‘vaticanista’, realmente da risa”.
Como mi nombre no es bien recibido en el sitio, usé el seudónimo “Tingo Talango”, pero diez minutos después habían eliminado el comentario.
Ese mismo día publicaron otro artículo de Néstor del Prado con el título “Cultivar la memoria histórica es más necesario que antes, pero debemos hacerlo bien”. Y remití esta opinión, de la que he eliminado algunas referencias personales por razones de espacio: “Me alegra que Cubadebate esté abordando temas de tanto interés como éste de la enseñanza de la Historia”.
Coincido en que el aprendizaje de la materia debe ampliarse con materiales audiovisuales y libros, entre los que privilegio las memorias históricas, pero no creo que los estudiantes dispongan de tanto tiempo para investigar. Lo cierto es que la Historia se escribe según el interés de los vencedores y a veces sin develar los momentos menos brillantes de los héroes. Por ejemplo: La Protesta de Baraguá es uno de los hechos más relevantes de nuestra primera guerra de independencia, pero nada se dice sobre lo que ocurrió menos de dos meses después de que Maceo afirmara que iba a seguir combatiendo hasta morir.
Me sentí desconcertado cuando leí, en el Diario de Figueredo, que poco después de la Protesta de Baraguá, Maceo solicitó salir del país, concertó otro encuentro con Martínez Campos y hasta celebraron un fraternal almuerzo en San Luís. Martínez Campos facilitó la salida de Maceo y de sus familiares hacia el extranjero. Indagando, leí en el Diccionario Enciclopédico de la Historia Militar de Cuba que el patriota José Ramón Leocadio Bonachea fue el único que se mantuvo luchando con un grupo reducido de hombres, durante catorce meses, después de la Protesta de Baraguá. Fue un patriota extraordinario, desconocido para la mayoría de los cubanos. Él es, en mi opinión, quien representa el real espíritu intransigente de la primera guerra de independencia, aunque nos hayan enseñado lo contrario.
Otra figura controvertida es la de Narciso López. ¿Hasta cuándo vamos a seguir hablando de la actitud inicial de este hombre y seguiremos olvidando que no sólo fue quien hizo ondear por primera vez nuestra bella bandera en Cárdenas sino que también fue el primero que se levantó en armas por la independencia de Cuba? Nada se dice de que redactó una Constitución en la que se plasmaba el derecho de Cuba a ser independiente. Esto ocurrió 17 años antes del grito de La Demajagua. Sin embargo todavía siguen calificándolo como anexionista cuando en realidad ya había superado esa etapa. Muy poco se ha escrito en Cuba sobre este patriota nacido en Venezuela. Lo más que aprendí de él fue gracias a una novela de Julio Travieso titulada “Cuando la noche muera”, premio UNEAC de novela en 1981.
La historia la escriben los vencedores y esa es la que nos han enseñado… hasta ahora. Dudo mucho que en una sociedad como la nuestra, intolerante y discriminadora en lo político y social con quienes no aceptan el proyecto impuesto, que se desentiende de lo establecido en los artículos 41 y 42 de la Constitución, pueda lograrse el clima de respeto y el diálogo necesarios para un debate científico como el que menciona el profesor.
Espero que esta vez Cubadebate no suprima mi comentario y me convenzan con argumentos. Para eso cuentan con muchos doctores y maestros en Comunicación Social. Yo sólo soy un lector curioso.
Pero este comentario ni siquiera pasó el umbral de la aceptación. Pensé que se trataba de un error de la red y reenvié el correo pero entonces en la pantalla de la PC apareció un mensaje que decía: “Comentario duplicado: ¡parece que ya había sido enviado antes!”.
Esta es la cara oculta de Cubadebate. Al final del comentario los retaba a que me convencieran con argumentos porque tengo la convicción de que la verdad no puede ser vencida en un debate democrático, algo muy temido por el castrismo y sus testaferros. Por eso no publicaron estos comentarios ni publican los de otros foristas que se atreven a disentir.
Debido a estos comentarios mi esposa dejó de recibir el boletín de noticias desde el doce de septiembre hasta el pasado sábado 24 y me ha rogado que no envíe ni un comentario más al sitio para no verse privada de la lectura de las crónicas de Amaury Pérez. Cumpliré su petición, aunque me gustaría que escogiera lecturas más exigentes y entendiera que la represalia no se debe a mis comentarios sino al fariseísmo de quienes dirigen en Cubadebate y, sobre todo, a la fuerza de la verdad.