MIAMI, Estados Unidos. – El compañero Frei Betto decidió adelantar el día de las inocentadas para este 24 de diciembre al decir que en Cuba no se pasa hambre. En el periódico Granma recordó a millones de cubanos que su problema es que “tienen mucho apetito”.
Según Betto, “en Cuba no hay hambre. ¡Pero los cubanos tienen mucho apetito! El Gobierno gasta más de 2 000 millones de dólares al año para importar alimentos, incluso de Brasil, al que le compra, entre otras cosas, arroz y pollo (el 85% de los productos que Brasil importa de Cuba son tabacos, cigarros y puros)”.
Pero no se queda corto y dice que “toda la población, de casi 12 millones de habitantes, tiene acceso a una canasta básica mensual y a los sistemas de Salud y Educación de manera gratuita. No hay personas que vivan en situación de calle ni mendigos”.
Betto es uno de esos izquierdistas que durante décadas ha difundido de manera entusiasta la narrativa del régimen de que Cuba es una plaza sitiada y de que, a pesar de ello, es una especie de postal paradisíaca de los derechos sociales. Dos elementos propagandísticos que solamente se creen los mal informados o los manipulados.
Según el último informe sobre el estado de los derechos sociales en Cuba, hecho en base a las respuestas de más de 1 000 cubanos residentes en la Isla, más del 50% de los consultados se priva de al menos de una de las tres comidas diarias (desayuno, almuerzo o cena); y el 73% califica su comida como “deficiente”.
La mayoría ha tenido interrupciones en el acceso a alimentos básicos a través de la libreta del Estado, eso que Betto llama “acceso a una canasta básica mensual”.
El rendimiento de los productos adquiridos con la libreta de racionamiento para el 13% es de cinco días y para el 43% es de unos 10.
Al preguntar por los tres principales problemas sociales que enfrenta el país, los consultados reflejaron con claridad que la crisis alimentaria es el principal problema (60%). Y cuando se evalúa el impacto social de la Tarea Ordenamiento, la mayoría dice que han empeorado las condiciones para conseguir alimentos.
Esta, y no la que cuenta Betto, es la realidad cubana, debida a un sistema económico ineficiente que no produce más que pobreza. Un sistema que mantiene el control mayoritario del Estado sobre la economía y que cierra las puertas al libre ejercicio pleno de la propiedad privada y de la iniciativa económica sin trabas estalinistas. Y que, manteniendo esas limitaciones a las libertades económicas, ha disminuido de una manera drástica grados de justicia social.
Estas son cuestiones de las que Betto no hablará, salvo que pueda culpar por ello a Estados Unidos. Y es que en realidad a Betto solamente le interesan los pobres del capitalismo y no aquellos que sus camaradas ideológicos dejan en la carretera de vida, una expresión más de la aporofobia actual.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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