MIAMI, Florida, noviembre, 173.203.82.38 -Las memorias flash, ese pequeño y económico ingenio de la tecnología digital, se han convertido en una amenaza para el partido gobernante en Cuba. Tan así es que recientemente Rolando Alfonso Borges, el jerarca de la esfera ideológica del Comité Central del Partido Comunista, orientó a los directivos principales de los organismos administrativos estatales, que regulen y hasta prohíban si fuese necesario, la tenencia y el uso indiscriminado de “esos artefactos” , dentro de los centros de trabajo, culturales y estudiantiles.
En la Cuba actual la población intenta por todos los medios obtener información sobre lo que sucede dentro del país. Las noticias internacionales -al menos las malas- no son las que busca la gente; todo lo malo que sucede en el mundo exterior está al alcance del público las 24 horas del día. Pero lo que sucede a la vuelta de la esquina o en la provincia vecina, es información que no le llega al cubano.
Es tan férreo el control informativo del gobierno dentro del archipiélago, que millones de personas no conocen aun la existencia de una oposición disidente y nunca ha oído hablar de cosas como el sospechoso fallecimiento la disidente Laura Pollán.
Ese es el resultado del control que ejerce el Estado sobre todos los medios informativos y sobre la información, en un país donde se considera un delito la difusión noticiosa no oficial, y donde un ciudadano puede ser sancionado a varios años de cárcel por informar, aunque sea verbalmente, y hasta ser acusado de contrarrevolucionario, si al hacerlo usa medios gráficos, impresos o multimedia.
A pesar de las amenazas y el terror, los cubanos se arriesgan y las pequeñas memorias flash son enmascaradas y llevadas clandestinamente a los centros de trabajo, a las instituciones docentes, o a la casa del dichoso vecino que tiene algún acceso a internet o a alguna intranet. Así la gente carga las memorias con la información que llega desde el exterior, y va circulando de mano en mano, entre miles de ciudadanos ansiosos.
Solo mediante mecanismos como estos, corriendo riesgos y haciendo grandes esfuerzos, el cubano se entera de lo que sucede dentro de su patria. Resulta hasta inverosímil, pero necesario; ya que al recibir información, crece entre la gente la esperanza de que un mundo mejor es posible, y de que está cercano ya.
La paranoia del régimen cubano y su incapacidad para impedir que la información llegue al pueblo se hace cada vez más evidente. En días recientes se ha conocido de un incremento en los operativos policiales y administrativos para desmantelar las llamadas redes de antenas parabólicas en La Habana, y simultáneamente se han comenzado a implementar medidas para frenar la proliferación y el uso de las memorias flash.
Sería bueno que cada cubano que pueda hacerlo, les hicieran llegar memorias flash a sus familiares y amigos que viven en la Isla. Hagamos que ese objeto diminuto, y por demás muy barato, se convierta en una poderosa arma en la lucha por la democracia en Cuba.
Verán ustedes hermanos, como con ese inofensivo aparatico cargado de verdades, ayudará a los nuestros a demostrar una vez más que: “La verdad os hará libres”.