LAS TUNAS, Cuba.- Mujer devota y frágil, mi madre solía despotricar exabruptos de carretero cuando escuchaba decir: “El hombre puede más que la naturaleza”.
La consigna provenía de una declaración de Fidel Castro el 4 de octubre de 1963, cuando el ciclón Flora había devastado la región oriental de Cuba y el Comandante sentenció: “Una revolución es una fuerza más poderosa que la naturaleza”.
“Si tanto puedes, ve poniendo sombrillas a los cañaverales que nos robaste”, debieron vaticinar los espíritus de tantos agricultores cañeros expropiados y echados de sus tierras, al anima del Comandante camino del purgatorio.
Lo digo porque este enero, mes seco y propicio para la producción de azúcar de caña, en gran parte de Cuba no escampa, encharcando los pronósticos azucareros de la zafra 2017-2018, al punto de que quizás sea necesario importar azúcar en lugar de exportarla.
Los meteorólogos asocian los aguaceros torrenciales y la lluvia pertinaz a eventos climatológicos influenciados por el fenómeno de La Niña. Pero otros dicen que es materialización del proverbio yoruba que advierte: Biwó osé burukú Olorun oyúri won, (“El ojo de Dios te mira cuando haces mal”).
Lo cierto es que según datos obtenidos entre 1969 y 2006 en 850 pluviómetros distribuidos en todo el territorio nacional por el Instituto de Recursos Hidráulicos (INRH), el promedio de lluvias para el mes de enero fue de 742,98 milímetros, unas 29 pulgadas, siendo Las Tunas (con 30,3 milímetros en enero y 1038 milímetros anuales), la provincia cubana en que menos llueve, idónea para producir azúcar.
Pero esos estándares se fueron a bolina la semana pasada, cuando ya se reportaba el 384% de precipitaciones con respecto a la media histórica.
Desmantelados en su mayoría los centrales y transformados en matorrales de arbustos espinosos miles de cañaverales, la producción de azúcar en Cuba ha descendido tanto, que en esta zafra 2017-2018, con un plan de 198 mil 31 toneladas, sería la provincia Las Tunas la de más alto plan de producción en todo el país, cuando ya en la zafra del año 1953, sólo el central Delicias (rebautizado Antonio Guiteras luego de expropiado) produjo más de 207 mil 229 toneladas de azúcar.
Según el programa gubernamental para la zafra 2017-2018, los centrales Antonio Guiteras y Majibacoa deberán procesar el 76% del plan de producción de azúcar de la provincia Las Tunas, esto es, 151 mil 326 toneladas.
El mayor peso de esa tarea va sobre el otrora central Delicias, que moliendo cañas propias y otras provenientes de los desmantelados centrales Manatí y Chaparra, debía procesar diariamente nueve mil 200 toneladas.
Escribí “debía”, porque el central Delicias, que comenzó su primera zafra en 1912, este 15 de enero sus 106 años lo sorprendieron con las chimeneas apagadas. A duras penas el 31 de diciembre había comenzado a moler cañas cosechadas en campos húmedos, debiendo detener sus máquinas apenas una semana después, cuando los campos se inundaron.
Desde el 7 de enero, cuando sólo se reportaba el 9% de molida “nunca más las lluvias han permitido a los abastecedores situar un trozo de caña en los basculadores de los centrales Majibacoa y Guiteras”, reportó el semanario provincial 26.
Hoy, mientras escribo este artículo, todavía llueve. Y si el 7 de enero Las Tunas informaba sólo el “9% de molida”, nada más un central, el Antonio Guiteras, que fuera el mayor productor de azúcar de caña de Cuba y del mundo, según su plan de molida diaria en lo que va de enero ha dejado de procesar una cifra cercana al cuarto de millón de toneladas de caña.
“Y si parara de llover ahora mismo, aquí no podemos comenzar los cortes (cosecha) hasta por lo menos finales de febrero, por lo menos se necesitan 45 días de oreo”, me dijo un agricultor que muele sus cañas en el central Guiteras.
En uno de los referidos 850 pluviómetros del INRH, del que mi padre fue observador acucioso por más de 30 años por estar instalado en su finca, fueron medidos 150 milímetros de lluvia precipitados en sólo cuatro horas, esto, sobre sobre suelos ya saturados.
“Entre el 30 y 50% del volumen del suelo está compuesto por espacios entre partículas, es lo que llamamos porosidad, esos espacios están cubiertos con agua y aire en equilibrio volumétrico, pero con lluvias intensas el equilibrio agua-aire se desplaza en sentido de mayor cantidad de agua, es lo que llamamos saturación, y si usted desde un metro de altura deja caer sobre un suelo saturado una varilla de 1 cm2 de sección y 1 kg de peso y se introduce 30 cm o más, oiga, muy, pero que muy blando que está ese suelo”, me confirmó un ingeniero agrónomo.
¿Qué consecuencias tiene el exceso de lluvias para la zafra?, pregunté a un ingeniero químico.
“Imagínese… se produce una disolución, es como si la caña fuera un vaso al que ponemos una cucharada de azúcar y luego lo llenamos de agua. Con bajos brix (contenido de sacarosa en el jugo de la caña) hay que moler más caña para obtener una tonelada de azúcar, eso, además de retardar el proceso, encarece el costo de producción en la cosecha: hay que cortar más y transportar más caña, y luego en el central, en el área de fabricación, en el área de generación de vapor, tenemos problemas; nada más un ejemplo: un bagazo con exceso de humedad no tiene buena combustión, y un central azucarero es como un reloj, en ese sistema todo tiene que funcionar de forma cronometrada”, aseguró el ingeniero.
En el sur de la provincia Las Tunas ha llovido menos que en la costa norte, y las autoridades ya mueven hacia esa zona la maquinaria de cosecha. Pero los centrales Colombia, otrora Elia, y Amancio Rodríguez, antes Francisco, sólo tienen un discreto papel en esta zafra, el 24% del plan de producción provincial.
El periódico Granma reportó afectaciones por lluvias en los cañaverales desde Cienfuegos hasta Guantánamo, el 70% del área cañera del país, y este enero, de los 53 centrales que debía participar en la zafra, sólo 26 habían echado a andar, para detenerse pocos días después.
Cuba tiene poco más de 11 millones de habitantes, y según Granma, en enero debe producirse el azúcar de la canasta básica, la del racionamiento, cuatro libras per cápita.
Todavía hoy los centrales tuneros aguardan para reiniciar la zafra, y cuando el Majibacoa, el único en real producción detuvo sus máquinas a inicios de este mes, sólo había producido unas tres mil 600 toneladas de azúcar, y este central es uno de los de mayor eficiencia industrial de Cuba.
Así de aguados están los planes de la zafra 2017-2018, porque aunque el difunto Fidel Castro dijo que “una revolución es una fuerza más poderosa que la naturaleza”, para ser más mesurado que mi fallecida madre en casos así, baste decir todavía hoy están por ver cañaverales comerciales produciendo bajo techo.