GIJÓN, España, mayo, 173.203.82.38 -Hace pocas fechas, escribíamos en estas mismas páginas los problemas de los cubanos, expresos políticos, que habían llegado a España. Pero, por suerte, no todos los cubanos que abandonaron su país han tenido esa misma desdicha. Han arribado cubanos a España que se han instalado en diversas actividades laborales superando momentos difíciles y abriéndose paso en España, en algunos casos, con llamativo éxito.
Quiero referirme en esta ocasión al Luife Galeano, un habanero que salió de su país a edad temprana, al filo de la revolución castrista, siendo apenas un niño, y que consiguió un espacio propio fuera de la isla, alcanzando estudios superiores en Artes Visuales y Económicas, colaborando en diversos medios escritos con artículos de opinión, y como escritor reconocido publicando, “En el nombre del vampiro”, Ediciones Slovento, Madrid, 2005; la novela “Un Chevrolet del 56”, Ediciones Atlatis, Madrid 2009; o el volumen de cuentos “Porque perdí la confronta”, entre otros títulos. Ahora presenta una nueva colección de sus cuentos, “Periodo de paz en tiempos especiales”, editorial Atmósfera literaria, Madrid, 2012.
En esta nueva entrega literaria, Luife Galeano desgrana, a lo largo de cinco cuentos, toda su capacidad creativa, con un humor mezcla de gracejo caribeño y fina ironía un poco anglosajona. No es fácil recorrer ambos senderos, el de la gracia cubana y el del sutil sarcasmo social con un mismo paso. Pero Luife Galeano los conjuga con acompasada alternancia y estilo. Maneja el dialogo con fruición de guionista y engarza las historias con pinceles ágiles, incluso temerarios, coloreando a los personajes con tonos vivos, con tintes aventureros y con ese ineludible, para un cubano, tono de los extraordinario de lo imprevisto, de lo nunca visto para los mortales de vida sosegada en mesa camilla y zapatillas.
Por empezar por el último cuento, cuando Luife Galeano bautiza a un personaje como “Tonelada”, no se está refiriendo a nada aritmético, sino que habla de un “Gordo” en una aventura de frontera, donde lo mantecoso es aliciente creativo en vez de ser limitación literaria. Y qué decir del personaje llamado “Peíto”, según parece, por sus facultades para el ventoseo, del cuento “El ladrón de la Bodeguita”. Una especie de ladronzuelo de guante blanco que se mueve así:
“Salió de la casa y se fue directo a una piquera por si conseguía alquilar un taxi.
– ¿Adónde vamos, senador? –le preguntó el taxista sorprendido por los olores que destilaba su elegante pasajero.
– Al Caribe Playa.
–Sitio de lujo, sí señor.
–Hazme un favor, no recojas a nadie en el camino.
–Asere, ya sabes que no puedo. Me lo exige la ley.
– ¿Y veinte fulas?
–Ley derogada”.
En el cuento “Epitafio”, Luife Galeano hace una parodia entre el noticiero cubano “Radio reloj” y la realidad de la calle, tan dispares. En “Champion Bate” narra la obsesión del personaje por el juego de pelota, en el que se inicia en los “tiempos especiales” con un corcho, especialmente los corchos de la sidra asturiana “El gaitero”, que, por lo que se ve, hace gala de su frase publicitaria; “famosa en el mundo entero”.
Y, finalmente, en “Proceso a Eutimio Sé”, el autor cambia de signo para narrar una historia de enfrentamiento policial, en ese mundo soterrado y silencioso del cubanismo solo vivo en los blogs de Inrternet, y donde Luife Galeano trastoca su capacidad de ironizar por un sentido más rígido y casi dramático de esta historia que domina con igual estilo.
Algunos cuentos de Luife Galeano use pueden teatralizar por sus diálogos jugosos, que rozan el sainete y se deslizan sin complejos por la realidad cotidiana, transformando las dificultades en terreno abonado para el regocijo literario, y los enfrentamientos entre los personajes para la aplicación del ingenio creativo. Los cubanos residentes en suelo español también nos traen la cultura y las vivencias caribeñas para nuestro disfrute, como símbolo de la fusión de las culturas entre ambos pueblos.