MIAMI, Florida, 28 de noviembre de 2012, Redacción, 173.203.82.38.-Dos ex miembros del Ministerio del Interior (MININT) cubano, una pareja, están en un momento complicado de sus vidas luego de haberse establecido en Miami hace dos años. Alguien los reconoció y dio la voz de que él, Crescencio Marino Rivero, había sido un primer oficial de las fuerzas represivas del orden interior en la isla, ocupando el puesto de jefe de prisiones de la provincia de Villa Clara durante una época. Ella, Juana Ferrer , su esposa, también fue primer oficial del MININT.
Vivían tranquilamente y –según El Nuevo Herald- se habían acogido a la Ley de Ajuste Cubano, que permite regularizarse en Estados Unidos a quienes demuestren tener esta nacionalidad caribeña y lleven un año y un día viviendo en suelo norteamericano.
La ley estadounidense podría ampararlos si no ocurrió una irregularidad considerada como muy seria, como es el hecho de mentir durante las entrevistas y cumplimentación de formularios. Esta mañana se supo que autoridades de inmigración ya tomaron carta en el asunto e investigan si estos señores ocultaron haber pertenecido a cuerpos militares y de prisiones en Cuba –sector donde trabajó Rivero-,así como haber sido miembros del Partido Comunista.
A partir de la identificación de la pareja, las televisiones que tratan el “mundo cubano” desde el sur de la Florida, y en general casi todos los medios de prensa de habla hispana, han introducido en sus informativos este tema, delicado, sin lugar a dudas. Más todavía en el contexto de la ola represiva ocurrida en Cuba hace pocos días, durante la que fueron arrestados decenas de disidentes de manera arbitraria.
Gran parte de la comunidad cubana en el exilio, y también la disidencia interna en la isla, no están dispuestas a hacer borrón y cuenta nueva. Quieren que al menos existan juicios justos, con todas las garantías legales, y han comenzado un minucioso trabajo de reconstrucción (o deconstrucción) del medio siglo de dictadura que arruinó la vida de los cubanos en donde quiera que estén.
“Media docena de ex presos cubanos en la isla y en Estados Unidos han acusado a Rivero de abusar de ellos o de ordenar a guardias de las prisiones de que abusaran de ellos cuando él se encontraba a cargo de las cárceles en la provincia de Villa Clara en la década de 1990”, dice el Herald en primera plana de su versión digital.
El matrimonio de ex agentes de la policía política cubana podría estar en apuros no tanto por lo que hicieron en el pasado, sino por lo que pudieron haber hecho ahora. Mentir, si fuera el caso, resulta imperdonable para las leyes aquí.
Pero, si los jueces ordenan una deportación, comenzaría un complejo proceso teniendo en cuenta que no existen acuerdos bilaterales para un retorno a Cuba.
Se sabe que en el sur de la Florida residen no pocos ex agentes del castrismo. El caso de este matrimonio en crisis podría estar sirviendo ahora para tomar nota de lo que vendrá.