LA HABANA, Cuba. — De mano en mano y sin que medie algún acuerdo oficial, está siendo distribuida en varias provincias cubanas la revista Identidades, tal vez la única publicación gráfica, entre las que aquí circulan, que da cabida en forma verdaderamente alternativa a todas las ideas antirracistas y en suma antidiscriminatorias, sin el lastre de prevenciones ideológicas ni compromisos políticos.
No es fructífero combatir el prejuicio desde el prejuicio. Y ese es uno de los más serios problemas que enfrenta en Cuba la lucha contra la discriminación en general, pero muy particularmente la de carácter racial. Sea por las razones que fueren, todas las publicaciones especializadas en el tema que circulan formalmente aquí se limitan a la hora de penetrar con la pertinente hondura en el drama que enfrentan en la actualidad los cubanos descendientes de esclavos.
Por ejemplo, para explicar sus desventajas socio-económicas de ahora mismo, todas toman como punto de partida el descalabro del campo socialista europeo y nuestro consecuente Período Especial, dejando fuera del foco una brecha de medio siglo durante la cual al régimen le sobró tiempo y recursos de todo tipo para disolver en muy sustancial medida el sedimento de la herencia esclavista. Por otro lado, o por el mismo, todas esas publicaciones se inhiben ante la defensa del principio (de elemental dialéctica) según el cual, la auténtica emancipación de los discriminados jamás será posible bajo una dictadura como la nuestra.
Debido a las grandes lagunas existentes en las publicaciones oficiales -o alternativas entre comillas- en torno a estos asuntos y a otros por el estilo, es que me parece providencial que Identidades esté circulando entre nosotros. Además, como es mejor llegar a tiempo que ser invitado, su arribo a la Isla no pudo resultar más oportuno, justo en circunstancias que muy claramente explica su Editor jefe, el doctor Juan Antonio Alvarado, en la presentación del cuarto número de la revista: “El tema de las desigualdades económicas, sociales y culturales adquiere cada día mayor espacio en la sociedad civil cubana, en medio de su creciente enfrentamiento contra el inmovilismo gubernamental y la lucha por la democratización del país y el respeto a los derechos humanos”.
Asuntos inherentes a las realidades discriminatorias que aún gravitan en la cultura, la economía, el discurrir social o la política de nuestro país, están igualmente recogidos en este cuarto número de Identidades (PDF), como en los tres anteriores. Nada humano parece resultar ajeno para su equipo de trabajo, puesto que en toda efervescencia humana asoma la jeta peluda de la discriminación.
Tampoco demuestra limitarse este equipo a hurgar en la problemática discriminatoria en la Isla, ni a los enfoques de nuestra realidad a partir de nosotros mismos. En tal sentido, son representativos en el cuarto número los artículos escritos, desde Estados Unidos, por Rober Cavalier (“Pittsburgh va a Cuba”), o por Bonita Lee Penn (“Mirando a Cuba desde los Estados Unidos”). O los de varios analistas latinoamericanos que participan con exámenes sobre sus realidades respectivas, sea sobre las mujeres y la Copa Mundial en Brasil 2014, o sobre la negritud en Argentina o en torno a esta misma situación en Perú.
La revista Identidades está patrocinada por la Plataforma de Integración Cubana, organización sin fines de lucro, no partidista, destinada a defender los derechos de los afrodescendientes y de todos los que sufren algún tipo de discriminación en la Isla, así como a los esfuerzos por recuperar su historia de activa participación en la fundación y desarrollo de la nación cubana y de su cultura.