LA HABANA, Cuba. — El pasado miércoles se puso de manifiesto —¡una vez más!— el infinito descoco y la absoluta desvergüenza de los medios propagandísticos del castrismo. Estos no sólo se arrogan el derecho a brindar informaciones sobre diferentes temas sólo si lo estiman pertinente (en caso contrario, no) y, para eso, cuando y como quieran hacerlo.
Es el caso que casi todos los medios de prensa independientes que se centran en los temas de Cuba se hicieron eco del asesinato del músico baracoense Roldy Polo Pérez. El luctuoso suceso tuvo lugar en la zona de la Ciudad Primada el martes 15.
Aquí conviene, ante todo, destacar algo bien conocido: los órganos de prensa del castrismo carecen de crónica roja. Quizás se deba al poquísimo espacio disponible en los esmirriados periodiquitos cubanos de hoy (de sólo ocho páginas). En cualquier caso, la propaganda comunista ha atribuido esa omisión a que —dicen ellos— esas informaciones sobre hechos de sangre representan “un rezago del capitalismo”.
En ese contexto, a los agitadores del marxismo leninista no les importa si anda suelto —digamos— un peligroso delincuente que, enfundado en un uniforme de la Empresa del Gas, se presenta como trabajador de esta con el fin de ganar acceso al interior de las viviendas y allí ultimar a alguna anciana desprevenida y apoderarse de todos los objetos de valor que encuentre.
En tales casos, si los ciudadanos de a pie se enteran del peligro inminente que corren, es sólo a través de las ondas informales de “Radio Bemba”. Los escuálidos diarios del castrismo y sus noticieros de radio y televisión no se dignan “descender” a cubrir semejante noticia. Si algún infeliz adicional es sorprendido en su buena fe y va a parar al cementerio, ¡pues que se joda! En definitiva, los habituales del delito no suelen incursionar en las “zonas congeladas” en las que residen los encumbrados mayimbes; de modo que estos y sus familiares están fuera de peligro.
En la prensa independiente no pasa lo mismo. Allí impera un verdadero sentido periodístico; prima el sano deseo de cumplir con el elemental deber profesional: el de informar. En el ejemplo que nos ocupa, si un conocido músico y promotor cultural, popularísimo en Baracoa y su comarca, y conocido también fuera de ella, es ultimado a tiros, ¡por supuesto que se trata de una noticia que el pueblo cubano debe conocer!
Entonces es natural que la verdadera prensa cubana (la que no sigue los dictados del Departamento Ideológico del Comité Central del único partido) preste atención al asunto y cubra la luctuosa información. En este mismo diario digital, por ejemplo, se le dedicó el merecido espacio al tema, que se combinó con otro asesinato más. El mismo principio vale para 14yMedio, ADN Cuba, Radio Televisión Martí, CiberCuba, etc.
Los medios masivos castristas no. Como reza la conocida frase popular, de inicio le hicieron a esta tragedia “el caso del perro”. En definitiva, ante la natural alarma despertada por el horrendo crimen y ante la cobertura brindada por la prensa independiente, sí se dignaron abordar el asunto… ¡pero no en trabajos periodísticos, sino en el formato de una Información Oficial del Ministerio del Interior! ¡Con escudo de la República y todo!
En el denso lenguaje oficinesco empleado por sus ineptos redactores, el escrito gubernamental reconoce los aspectos básicos del caso: “una actividad festiva”, “un efectivo de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR)”, “una acalorada discusión por problemas personales”, “ le causó la muerte con su arma reglamentaria”, “bajo los efectos de la ingestión de bebidas alcohólicas”.
A grandes rasgos, se trata exactamente de lo mismo —detalles más, detalles menos— que, en esencia, informaron los medios independientes antes mencionados. Pese al sórdido contexto de bronca y borrachera, y aunque reconocen que el represor “no se encontraba de servicio”, los escribidores castristas no pudieron resistir la tentación de aludir a la actuación de los agentes de la autoridad y sus “intensas jornadas junto al pueblo en defensa de la vida, la tranquilidad ciudadana y el orden interior”. ¡Es verdad que no tienen ni la más remota noción del ridículo!
¡Pero lo que no tiene desperdicio es el párrafo final del papelón! Lo cito íntegro: “Es absurdo manipular e inventar versiones que no tienen nada que ver con la realidad, para tratar de afectar la imagen de la PNR y de manera oportunista atacar a la Revolución por medios subversivos enemigos en las redes sociales”.
¡Es cierto que la desvergüenza de estos comunistas no conoce límites! Se declaran muy ofendidos porque los medios independientes dijeron lo mismo que ahora expresan ellos, ¡sólo que mucho antes! ¡Y va y hasta se creen lo de la manipulación!
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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