![Barack Obama y Calvin Coolidge (imágenes tomadas de internet)](https://www.cubanet.org/wp-content/uploads/2016/03/Barack-Obama-y-Calvin-Coolidge-presidentes-de-EEUU.jpg)
LA HABANA, Cuba.- El señor Barack Obama será el segundo presidente de Estados Unidos en visitar Cuba. El primero fue Calvin Coolidge.
Pero a Obama no le ocurrirá lo mismo que a Calvin, aquel 16 de enero, hace ochenta y ocho años. Tan entretenido estaba Calvin disfrutando las exóticas frutas cubanas –dicen que caimitos, guanábanas, chirimoyas, anones, hoy desaparecidas– en la finca La Nenita que pertenecía al dictador Gerardo Machado, situada en Santiago de las Vegas y Managua, que no se percató de que en el pueblo se luchaba por el derrocamiento del tirano.
Obama está al día de todo lo que acontece en la isla de Fidel Castro. Viene a oler bien de cerca la “democracia” que vociferan los mandamases castristas.
Sabe que tenemos una “democracia” que no cumple con las necesidades humanas más elementales. Es posible que esa “democracia” priorice la educación, pero una educación laica e impuesta a todos los niños para que sean iguales al Che; un servicio de salud gratuito, pero deficiente y no igual para todos; una seguridad social con jubilaciones limosneras, en una población que padece el 40 por ciento de viviendas inhabitables; una explosión de las artes, pero mediocre de tanto control y represión.
En medio de esa “democracia”, el Señor Obama sabe que una gran mayoría del pueblo cubano está ansioso por la caída del comunismo cubano.
¿Le pedirá a Raúl que demuestre sus buenas intenciones y al fin apruebe un plebiscito, para que los cubanos puedan votar libremente?
No lo creo. De antemano el nuevo dictador cubano le respondió el 17 de diciembre de 2014: “Nadie –ese “nadie” es Obama– debe pretender que Cuba, para normalizar las relaciones con los Estados Unidos, abandone la causa de la independencia”.
Independencia para obrar y que nadie se meta en sus asuntos.
El 30 de diciembre de 2015, lo repitió Raúl para que no hubiera duda alguna: “Sabremos vencer cualquier reto en nuestro empeño de construir un socialismo próspero y sostenible”.
Dicen que, en 1999, cuando un periodista mexicano le preguntó a Fidel Castro por qué no le trasmitía el poder a otro, éste le respondió:
“Porque no me da la gana”.
Así mismo dirá su hermano menor para sus adentros, si Obama le pregunta por qué no cumple con los derechos humanos más sagrados.
Pero vayamos al día esperado. ¿Se organizará un cordón de seguridad por las avenidas donde pase Obama y situarán allí a las masas castristas, compuestas por miles, enarbolando banderitas estadounidenses de papel?
¿Qué pasaría si se les va la mano y aparte de esos miles, muchos otros miles más que no estaban programados, le dan sinceramente una bienvenida al mandatario yanqui?
¿Cómo es que se han olvidado, se preguntará el viejo oso hormiguero en su madriguera, de tantos años de discursos sobre las entrañas del monstruo?
¿Habrá otro Mariel, como respuesta a tan querida visita? ¿O simplemente repetiremos esos versos de Buesa que dicen: “Pasarás por mi vida sin saber que pasaste. Pasarás en silencio por mi amor…”?
Y por último, si con José Martí ni Fidel ni Raúl se han acabado de entender, sobre todo cuando el Apóstol afirma que “la tiranía es la misma en sus varias formas, aunque se vista algunas de ellas de nombres hermosos y de hechos grandes”, ¿qué mago servirá de intérprete para que se entiendan Obama y Raúl?