GUANTÁNAMO, Cuba.- En el tinglado del populismo, donde la gran mayoría de los éxitos existen sólo en la retórica oficial, acompañan al de Cuba gobiernos tan desacreditados en materia de derechos humanos como los de Corea del Norte, Irán, la República Popular China y Viet Nam, aunque en estos tres últimos países al menos hay progreso económico. Del lobo un pelo, seguramente repetirán quienes apoyan a estos regímenes. Al grupo se añade Venezuela cuyos principales dirigentes han demostrado ser excelentes discípulos del castrismo.
Y aunque tal retórica es cada día menos efectiva por la evidente incongruencia que existe entre lo que se pregona y lo que verdaderamente se hace en materia de igualdad ciudadana y derechos humanos, todavía continúa siendo un arma efectiva ante personas desinformadas e ingenuas que, desgraciadamente, abundan en nuestro continente.
De ahí que la manipulación y el cinismo sean armas esenciales del periodismo de cierta izquierda continental. Un ejemplo de ello ha sido la muy reciente visita a Argentina de Patricia Villegas, presidenta de Telesur, la cadena informativa transnacional chavista, a donde fue nada más y nada menos que para “alzar la voz por aquellas personas que tienen derecho a tener distintas fuentes informativas” y para dejar establecido no sólo “que Telesur tiene derecho a estar en las pantallas de los argentinos, sino que ese es el derecho de cualquier propuesta audiovisual”.
¡Qué bien! Apoyo totalmente a Patricia Villegas. Creo como ella que el gobierno de Macri debería permitir que la señal de su canal llegue a todos los argentinos. Pero me gustaría que la señora Villegas hiciera un viajecito más corto desde Caracas a La Habana y le dijera al gobierno de aquí que los cubanos también tenemos el derecho de acceder libremente a Internet; recibir en nuestras casas, sin intercepción ni censura, las emisiones de su propio canal Telesur y de Radio y TV Martí, de la CNN y de tantos otros canales de Hispanoamérica. Quisiera que le dijera al gobierno cubano que también es una violación bloquear las transmisiones de esos medios y la lectura de publicaciones digitales como Diario de Cuba, CubaNet, Café Fuerte, 14 y Medio, Primavera Digital y otras que tienen el derecho de circular libremente aquí para que los cubanos tengan acceso a un periodismo con otros enfoques de nuestra realidad, muy distinto del monótono y apologético que hacen los periodistas del oficialismo. Y no es que en los medios oficialistas no haya periodistas brillantes, porque los hay, el problema es que están totalmente atados a los ucases del departamento ideológico del partido y sin libertad no hay periodismo que alcance madurez ni pueda abarcar todos los ángulos de un suceso.
Quiero decirle también a la señora-o señorita-Villegas, que informar objetivamente no es lo que hizo el canal que ella dirige cuando recientemente transmitió el juicio político hecho a la ex presidenta Dilma Rousseff, pues -al menos hacia Cuba- televisaron sólo las alegaciones de la ex presidenta y sus acólitos y cuando tocó el turno de hablar a los opositores, dieron entrada a un locutor para que hiciera explicaciones a los televidentes que, según la dirección de Telesur al aplicar esa censura, son incapaces de discernir por sí mismos.
La señora-o señorita- Villegas y el canal que dirige son de los primeros en formar una alharaca cada vez que a algún diplomático o político se le ocurre decir algo sobre Venezuela. De inmediato ponen el grito en el cielo y acusan a esas personas de injerencia en los asuntos internos de Venezuela. Pero como toda izquierdista obediente, la Villegas sólo tiene ojos para lo que supuestamente le hacen otros a su país y está ciega ante lo que hace el chavismo, porque ella misma ha ido a Argentina y se ha reunido en Buenos Aires con Hebe de Bonafini, dirigente del grupo Madres de la Plaza de Mayo, para pedirle ayuda con el objetivo de revertir lo que calificó como “apagón informativo” allí y para que no se extienda hacia otros países de la región. Que yo sepa, la decisión de que Telesur no se vea más en Argentina fue tomada por un gobierno electo democráticamente y mala o buena, los demás países y ciudadanos del continente deben respetarla, cosa que no ha hecho la señora Villegas, a quien se le ha permitido ir a cuestionar esa decisión en la misma Argentina, una decisión que cualquier ciudadano o movimiento social o político de dicho país puede cuestionar pública y hasta judicialmente. ¡Vaya dictadura la de Macri!!Ojalá los cubanos tuviéramos esa dictadura aquí!
Claro que la Villegas no vendrá a Cuba para pedirle al gobierno castrista el mismo derecho que reclama para los argentinos. Pero no importa. Sean cuales sean las mañas de Magaña, como dice un viejo refrán africano, “lo que la mentira recorre en mil años la verdad lo hace en un segundo” y el populismo que ella y Telesur representan está herido de muerte. Eso sí que lo sabe bien la señora -o señorita- Villegas.