LA HABANA, Cuba.- Los cubanos, con la ingeniosidad que poseen para chotear y reírse de todo –incluso de sus desgracias–, han ideado chistes sobre la visita del presidente estadounidense a la Isla, el próximo 21 de marzo.
Uno se repite en muchos lugares: “Obama viene, o vamos nosotros”. Otro rumora que el presidente irá tirando fajos de dólares por Quinta avenida, aunque existe escepticismo de poder recogerlos, “por las detenciones que habría”, dice la gente.
Esta estampa del gracejo popular ha traído de regreso a los pobladores de la comunidad de Jaimanitas, al oeste de La Habana, un suceso ocurrido hace siete años en la misma avenida por donde transitará Obama: “un carro lanzando fajos de billetes en la entrada de la escuela primaria Manolito Aguiar y madres con sus niños recogiendo cuanto podían”.
En la cola del agro encuentro a Catalina Siguayu, molesta por la fila que no avanza. Famosa en el pueblo luego de aquel hecho, por ser una de las suertudas, recuerda: “Recogí dos mil pesos, pero delante iba Cacha, que recogió mucho más. Mi hijo Jorgito y otros niños, también amontonaron billetes. Fue un acontecimiento que tal vez no se repita, pero jamás olvidaremos”.
Cacha (Caridad Benítez) está arreglando una silla de su casa en plena calle cuando indago con ella. Recuerda el hecho con nostalgia. “Yo creía estar soñando”, dice. “Me tiré en el césped y comencé a moverme a gatas, cubriendo todo el dinero que encontraba, pero fui lenta, tuve miedo de ir presa por apropiarme de lo ajeno. Si se repite voy a actuar diferente. Me convertiré en la ‘aspiradora humana’”.
A Papo el albañil no lo alumbró la estrella de estar en el momento de los billetes lloviendo. Escuchó la noticia y corrió al lugar, pero todo había desparecido. “Quinta estaba llena de curiosos, pero de dinero ya nada. Nos quedamos un rato mirando los autos, esperando una segunda vuelta. Cada vez que pasaba uno el corazón se me paraba, pero seguían de largo sin tirar ni un peso. La costumbre de merodear el sitio no se me quita, a ver si se repite, pero nada, nunca más”.
Indagué en Jaimanitas lo ocurrido ese día y sus causas. Conocí por el espiritista René Duquesne Santos, trabajador de la Empresa de Comunales, que el individuo que lanzó el dinero aquel día estaba cumpliendo una promesa religiosa.
En cambio Tomás, pescador de 56 años residente en el callejón de San Felipe, defiende otra teoría: “Eran cuatro los que viajaban en el auto y estaban borrachos. Tenían salida definitiva esa noche para Estados Unidos. Decidieron deshacerse del dinero de la forma más noble: tirárselo al pueblo”.
“Uno que iba en el auto era el sordo, del Mariel. A los cuatro les sobraba el dinero. Como se iban esa noche protagonizaron lo que solamente se puede hacer estando loco, en borrachera, o por fanatismo religioso. La verdad es que muchas madres de Jaimanitas aligeraron sus existencias con aquella donación de billetes”.
Esta visita a Cuba del presidente del país más rico de la tierra le ha devuelto a los jaimanitenses la mística de aquella mañana, cuando los afortunados del momento atraparon fajos de billetes, salvándose. Como Cacha, dicen que estarán alertas, para que nos los cojan desprevenidos: “Voy a moverme rápido, como una gata. Si no, tendré que dedicarme a arreglar sillas a domicilio”.